BONOS

Con ganancias que superan el 300%, cierra un año de revancha a lo grande para los bonos argentinos

lunes, 28 de diciembre de 2009

La descompresión del clima internacional, sumada al guiño que hizo Amado Boudou al mercado desde que llegó a Economía, hizo posible la recuperación de los bonos locales. En 2008 habían caído más de 60% n El rendimiento del Boden 2012, un título emblemático y de los más negociados, pasó del 50% a inicios de año al 6,5% hoy. Trepó 125% en el año. Se vieron subas de hasta el 460% en los cupones atados al PBI

Será virtualmente imposible que los inversores repitan las ganancias obtenidas en 2009 con los títulos públicos. Aquellos que compraron bonos locales ganaron en tan sólo un año más del 300%. El cupón PBI en euros, por caso, se apreció 450%. Fue, incluso, una revancha de lo ocurrido en 2008 cuando se vieron caídas de hasta el 63%. “Si me dicen que el próximo año voy a ganar un cuarto de lo acumulado en 2009, firmo sin pensarlo dos veces”, reseñó un tradicional operador de la city porteña.

La película, a esta altura, es conocida. A partir de mediados de marzo el mercado de deuda argentina empezó a mostrar signos de vida, algo que se veía opacado por los ruidos políticos. “Los inversores comenzaron a ver que los números de la Argentina no eran tan malos. Y decidieron hacer algunas apuestas especulativas desde una inexistente exposición en bonos”, relataron desde el Ministerio de Economía. Claro, los rendimientos eran lo suficientemente atractivos para hacer algún “play” de alto riesgo. Todavía hoy, los títulos locales están considerados de “alto beta”: quiere decir que cuando el mercado es alcista, sube más que el promedio, pero cuando se viene la noche, amplifican las caídas. “Si ibas a jugar por la recuperación de los activos globales, tenías que tener algo en Argentina. Los precios eran gangas y los reales peligros de default siempre fueron bajos. Los Kirchner sabían que caer en moratoria es un suicidio político, si bien los inversores tenían sus dudas”, señaló el trader de un banco extranjero.

Grandes fondos como Ashmore, Fortis, Franklin Templeton y Alliance Bernstein tenían alrededor de u$s 4.000 millones en deuda argentina. En la cartera de cada uno de estos inversores la participación local es prácticamente inexistente, pero en un mercado chico como el argentino, cualquier flujo de dinero que ingrese para comprar bonos mueve el termómetro de la plaza. Dicho esto, el caudal de negocios en el Mercado Abierto Electrónico (MAE) este año recuperó terreno, con una suba interanual de 101,46%.

Precisamente en marzo, cuando el Gobierno de Cristina Fernández anunció el adelantamiento de las elecciones legislativas, se dio el pico del riesgo país, el indicador que mide el banco JPMorgan y que muestra el sobrecosto de financiamiento que tiene el país. En ese momento, el índice para la Argentina estaba en 1.960 puntos. Actualmente, el EMBI de la Argentina oscila los 700 puntos, o sea una baja del 64% desde ese período. Curiosamente no es el que más cede en 2009: Bulgaria, Egipto, Ecuador (que tiene parte de la deuda en default), Rusia y Sudáfrica lo redujeron aún más.

Algo parecido se vio en los Credit Default Swaps (CDS), contratos para cubrirse de un incumplimiento de pagos de un país. Este instrumento, que estuvo en la mira durante la crisis subprime porque agitaba los ánimos de los inversores (cuando se encarecía el contrato para protegerse de un default de una compañía), es muy mirado por los inversores de Wall Street.

En el caso local, siempre estuvo por las nubes. El contrato a cinco años, el más negociado en la plaza, pasó de 4.060 puntos a inicios de enero, a 913 unidades en la actualidad. O sea, ajustó 77,5%.

Otro plazo relevante es el seguro a dos años. Esto, contempla la probabilidad de default durante el mandado de CFK. Tomando los precios actuales, el CDS cotiza a 871 puntos cuando había cerrado el 2008 arriba de los 5.000.

El segundo hito del año tuvo como protagonista un recambio ministerial. Amado Boudou, con las credenciales de haber estatizado las AFJP, llegó a Economía con un agenda escueta pero ambiciosa. Amigar al universo K con los mercados.

El ministro salió a hacer un roadshow mediático con los temas pendientes: FMI, Club de París y holdouts. Los inversores, como era obvio, aplaudieron las iniciativas de Boudou, algunas de las cuales aún no se materializaron. La que está en plena marcha, o sea la reapertura del canje de 2005, le imprimió velocidad al mercado de bonos y permitió que se revirtiera la fuga de capitales.

De todas formas, el ingreso de fondos es aún incipiente. Pero logró parte de su objetivo: que los rendimientos de los tasas cayeran por debajo de un dígito. Un título corto y emblemático como el Boden 2012 cierra el año con una tasa del 6,5% cuando supo estar arriba del 50%.

 

Fuente: El Cronista