jueves, 07 de enero de 2010
El día de Martín Redrado empezó ardiente. A las 8.50, tras un llamado de Aníbal Fernández, se dirigió a la Casa Rosada. Aunque se conocen desde hace tiempo, el jefe de gabinete lo esperaba con el ceño fruncido, sin las bromas cancheras que son su marca registrada. Como conviene en estos casos, fue rápido al grano.
-Martín, la situación con el Fondo del Bicentenario se puso muy compleja. Te pido en nombre de la Presidenta que des un paso al costado...
El encuentro duró 12 minutos. Redrado le explicó a Fernández algo que su interlocutor ya sabía. Volvió a citar el informe de Sullivan y Cromwell, que alerta sobre el riesgo que podrían correr los 6.500 millones de dólares de las reservas argentinas, dinero que Néstor Kirchner ordenó transferir el Tesoro.
-Está en riesgo nuestra cuenta en dólares en la Reserva Federal de Nueva York, Aníbal...-, intentó Redrado, pero a esa altura ya estaba casi sin fuerzas.
-Vos sabés Martín que sobre eso hay varias opiniones, y algunas diferentes a la tuya. Yo le transmito esto a la Presidenta-, cerró el jefe de gabinete antes de despedirlo. Un rato después, la agencia oficial Télam hacía estallar la bomba informativa del pedido de renuncia a Redrado y hasta el nombre del presunto reemplazante: el del prestigioso banquero Mario Blejer.
Redrado se fue derecho a su despacho y comenzó la operación de resistencia para quedarse en el sillón principal del Banco Central, que incluyó contactos políticos, llamados de sus colegas de las finanzas internacionales y el mensaje de una mujer, el más inesperado y el que más lo confortó. La actual pareja de Blejer, Susana Nutti, le transmitió a uno de sus colaboradores que el promocionado candidato del kirchnerismo para ocupar su oficina le enviaba sus respetos y que no estaba pensando en reemplazarlo.
Toda una señal que Redrado confirmó pasado el mediodía, cuando leyó en cronista.com que Blejer ya había rechazado la oferta de Amado Boudou poniendo como prioridad el “respeto extremo” a la autarquía, la independencia y la normativa legal del Banco Central.
Antes de éso, Redrado contó con la ventaja de un encuentro ya agendado con dos de los máximos dirigentes de la UCR: Gerardo Morales y Ernesto Sanz. A ellos les dijo la frase que se difundió veloz en la city y puso nerviosos a los operadores del mercado financiero.
-No me voy; estoy firme en la lucha y alto en las convicciones-, les dijo el cascoteado jefe del Banco Central a sus visitantes radicales, haciendo uso de un lenguaje que bien podría haber estado en boca de Kirchner. Fueron 45 minutos después de los cuales los legisladores le comprometieron su respaldo y le anticiparon que iban a plantear una acción cautelar contra el decreto de necesidad y urgencia con el que Cristina puso en marcha el Fondo del Bicentenario, padre de la batalla que se disputa en el Banco Central.
El de ayer fue un mediodía caliente que Redrado difícilmente vaya a olvidar. Morales y Sanz lo defendían ante el emjambre periodístico en la puerta del Central como si fuera otro correligionario más. Un grupo de empleados de la entidad hacía una marcha en el mismo lugar pidiendo su continuidad. dentro de la oficina, su secretaria le pasaba llamadas del gobernador de Chubut, Mario Das Neves; de Felipe Solá, Federico Pinedo y Graciela Camaño, todos expresándole su solidaridad. Y hasta le acercaban comunicados de prensa con frases agradables del vicepresidente Julio Cobos y de Alfonso Prat Gay, su antecesor en el cargo y ahora diputado por la Coalición Cívica.
Quienes conocen la debilidad de Redrado por los contactos financieros internacionales entendían su satisfacción por otros cinco llamados que recibió en horas de la tarde. Los poderosos Jean Claude Trichet (presidente del Banco Central Europeo) y Henrique Meirelles (titular del Banco Central de Brasil) fueron los primeros en interesarse sobre su situación. ¿Era cierto que renunciaba? A ellos les transmitió su negativa al igual que lo hizo con José de Gregorio (del Banco Central de Chile); con Christian Noyer (presidente del Banco Central de Francia) y con el español Jaime Caruana (titular del influyente Banco de Basilea).
El discurso de resistencia de Redrado ante todos sus interlocutores empezaba igual. “Yo sólo planteé un andamiaje legal para el fondo. Y daría un paso al costado si hubiera cometido algún error, pero así no...”.
De todos modos, Redrado es consciente de que la ofensiva kirchnerista se va a hacer dramática en las próximas horas. Su futuro depende de como termine esta pulseada entre la presión de los Kirchner y la sumatoria de apoyos que ayer cosechó, básicamente entre la dirigencia de la oposición. “Yo me voy el 24 de setiembre de 2010”, fue ayer otra de sus frases preferidas. Es la fecha del recambio de directorio en el Banco Central para la que todavía faltan 251 interminables días.
Fuente: El Cronista
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