FINANZAS
viernes, 22 de enero de 2010
De no surgir nuevos imponderables que le agreguen más arena al engranaje de la intermediación financiera, todo parece indicar que durante el 2010 están dadas las condiciones para superar holgadamante los bajos niveles alcanzados durante el último año
Hasta el comienzo de la actual crisis institucional, el sistema financiero local disfrutaba de un escenario de estabilización y abundante liquidez, en línea con lo que ocurría en el resto de los mercados.
Este contexto comenzó a delinearse a partir del tercer trimestre del 2009, momento en el que empezó a evidenciarse un notorio aumento de los depósitos en pesos como respuesta inmediata al freno en la fuga de capitales y dolarización de portafolios. No obstante, dicha reacción no logró traducirse en una recuperación consolidada del crédito.
Según un reciente informe económico del Banco Ciudad, “esto último respondería a una demanda crediticia todavía débil, que se sigue volcando hacia las financiaciones de corto plazo”. Todo parece indicar que no se registran restricciones por el lado de la oferta, lo cual queda plasmado en la evolución de las tasas de interés, que no han variado sustancialmente.
Dicho documento agrega que pese a ese comportamiento del costo del dinero, “el deseo y la capacidad de endeudamiento de las empresas y familias han caído sustancialmente”.
La evolución de los depósitos En los últimos doce meses, las colocaciones del sector privado no lograron, por primera vez en muchos años, superar la inflación “real”, ya que avanzaron un 14,9% frente al 15% estimado como piso para la variación del nivel general de precios en 2009.
En el año, las mayores subas correspondieron a las cajas de ahorro (17,8%), seguidas por las cuentas corrientes (15,5%) y los plazos fijos (13,8%), según un estudio del Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina (Cefidar).
No obstante, a lo largo del año anterior, pueden diferenciarse dos períodos claramente marcados, ya que en el primer semestre el crecimiento acumulado de las colocaciones fue de apenas el 3%, en tanto que en el segundo crecieron casi un 12 por ciento.
En cuanto a las colocaciones en dólares, éstas se vieron afectadas por la pérdida de atractivo del billete verde y por el auge de los bonos y acciones, que frenaron su crecimiento. Si bien desde inicios de 2009 y hasta septiembre acumulaban un crecimiento de 24%, desde octubre cayeron alrededor de un 2 por ciento.
Durante el mes de diciembre, el saldo mensual de las colocaciones en pesos y dólares convertidos a moneda local, incluyendo al sector privado no financiero y al sector público, promedió los $261.606 millones. En relación al mismo mes de 2008 se observó una suba del 14,2% ($32.524 millones).
Suben los depósitos, pero el crédito no reacciona Pese a la suba de los depósitos, el crédito al sector privado no logró alcanzar una recuperación sustancial. Según datos del Banco Central, en 2009 el stock de préstamos al sector privado apenas creció un 10 por ciento. Este porcentaje es considerablemente menor al registrado en 2008 (21%) y en 2007 (43 por ciento).
En este contexto, los préstamos de largo plazo, como los hipotecarios y los prendarios, fueron los más afectados pues registraron contracciones del 1,5% y 6%, respectivamente.
Pero estas caídas se vieron más que compensadas por las líneas de corto plazo, como los adelantos en cuenta corriente, que crecieron 15%, los personales (9%) y tarjetas de crédito (24 por ciento).
Para Luciano Laspina, economista jefe del Banco Ciudad, buena parte de ese crecimiento se concentró en el último mes del 2008, que se explica por un fuerte contenido estacional, dado que en esta época del año tanto particulares como empresas suelen tener mayores necesidades de financiamiento.
Según datos informados por el propio Banco Central, que recoge el Cefidar, en diciembre los préstamos en pesos al sector privado no financiero mostraron el mayor dinamismo desde octubre de 2008.
Al 31 de diciembre pasado, los saldos alcanzaban un nivel de $121.339 millones.
En cuanto a la evolución de los últimos 12 meses, las líneas destinadas al financiamiento de particulares se incrementaron $4.404 millones, equivalente a apenas el 7,3% anual.
Las líneas que más contribuyeron a esta variación son la del financiamiento en saldos de tarjetas y créditos personales, con una variación interanual de $2.963 millones (20,1%) y de $2.393 millones respectivamente (8,7 por ciento).
En relación a los niveles observados un año atrás, la financiación con destino a las empresas registró un incremento del 13,5% ($6.447 millones), siendo documentos a sola firma la línea crediticia que más aportó a este aumento en términos absolutos ($2.650 millones; 13,6%). El conjunto de las otras líneas destinadas al financiamiento de empresas también mostró un mayor dinamismo, con un incremento que alcanza los $1.733 millones (34,9 por ciento).
Con estos aumentos, la participación del crédito al sector privado en términos del PBI finalizó 2009 en torno al 12%, cifra similar a la registrada en los últimos dos años.
Este porcentaje evidencia el muy bajo apalancamiento que presenta la economía argentina, tanto en niveles absolutos como relativos, ya que si se la compara con otros países de la región como Chile o Brasil, el ratio se duplica y hasta se triplica, en tanto que en las economías avanzadas, suele superar el 100 por ciento.
De acuerdo al último Informe de Bancos emitido por el BCRA, “la expansión de las financiaciones al sector privado se produce en un marco de acotado riesgo de crédito".
En ese escenario, el nivel de morosidad de las familias se ubicó en 5% y el de las empresas en 2,6%. El grado de cobertura de la cartera irregular con previsiones alcanzó 123 por ciento.
Como resultado del virtual estancamiento del crédito al sector privado, los bancos locales continúan acumulando una importante liquidez, que básicamente se orienta hacia títulos del Banco Central.
No por nada, el stock de las letras del BCRA creció un 20% en los últimos 12 meses.
El efecto sobre las tasas de interés Si se trazara un paralelo con una empresa industrial, la situación de los bancos podría definirse como de un fuerte aumento del stock de materias primas (depósitos) y ventas estancadas (préstamos), con el consiguiente efecto sobre los precios (tasas de interés), que muestran cierto descenso.
Las tasas por depósitos a plazo se ubicaron un punto y medio por debajo de lo observado un año atrás, pues cayeron del 11% a 9,5%, en tanto que la Badlar (tasa de interés pagada por dichas colocaciones de más de un millón de pesos, por el promedio de entidades financieras) que promediaba 16% a comienzos del 2009 no llega hoy a 10 por ciento.
Las previsiones para el corriente año Hasta que se desató la crisis institucional entre el Poder Ejecutivo y el Banco Central, el sistema financiero disfrutaba de un significativo aumento de los depósitos y de una lenta recuperación del crédito.
Pero el nuevo escenario de incertidumbre institucional está comenzando a poner arena en los engranajes de la intermediación financiera. El conflicto con el campo (mayo de 2008) y la eliminación de las AFPJ (octubre de 2008) fueron tensiones insuficientes para poner en riesgo la estabilidad del sistema financiero pero suficientes para frenar el crédito y, finalmente, la economía.
Por eso, es clave que una resolución apropiada del conflicto no se postergue excesivamente.
De superarse la actual situación, el escenario externo y local sugiere que en condiciones de cierta normalidad, el año 2010 presenta argumentos para superar holgadamente los logros del 2009. Pero estos supuestos pueden opacarse si las tensiones domésticas, como la actual crisis institucional, no pueden ser resueltas satisfactoriamente y en forma eficiente.
Independientemente de estas cuestiones, el Programa Monetario 2010 del Banco Central sugiere que la liquidez del sistema no será una restricción a lo largo del año.
De acuerdo al Banco Ciudad, “a pesar de tener un rango amplio, el Programa Monetario 2010 plantea la posibilidad de ejecutar una política monetaria sumamente expansiva”.
En efecto, si se analizan los crecimientos interanuales puede observarse que el rango de variación del M2 (circulante más depósitos a la vista) y el M2 privado es amplio, dejando un margen de acción considerable para la política monetaria.
En el escenario de máxima, el M2 privado crecería a un ritmo superior al 20% anual en el promedio del año. Se trata de un ritmo parecido al que ha venido creciendo la oferta monetaria en los últimos períodos, y que terminó por elevar la tasa de inflación a un rango del 15% al 20% que parece destinado a sostenerse.
Por el lado del crédito, las condiciones para su recuperación son todavía muy auspiciosas. En primer término, el nivel de endeudamiento del sector privado es muy acotado, pues el 12% de participación actual frente al PBI, empalidece con respecto a los 23 puntos que se registraron en la década pasada.
Otro factor que podría incidir favorablemente es que las tasas reales de interés son bajas en términos históricos. Pero todo girará en torno de las implicancias que tienen las turbulencias institucionales en el seno del Banco Central.
Fuente: iProfesional
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