FINANZAS Y GOBIERNO
jueves, 18 de marzo de 2010
El BCRA hace sus primeras jugadas en el sector financiero, desde la partida de Martín Redrado.
En ese juego genial que es el ajedrez y que logró suscitar un poema célebre de Georgie Borges, existen numerosas aperturas que un jugador tiene a disposición para iniciar la partida. La exquisita y ancestral tradición sobre el tablero ha deparado una apertura francesa, una siciliana y la Caro-Kann. Pero quizás ninguna haya incitado tantos comienzos como la “Ruy López”, la apertura que propone mover al peón del Rey como primer paso de un juego estratégico. Para los ajedrecistas, esta jugada se caracteriza por la riqueza de variantes y la salvaguarda de la iniciativa.
Si bien los banqueros la siguen a distancia prudencial y con cierto recelo analítico, con iguales expectativas se mueve hoy Mercedes Marcó del Pont en ese ajedrez que es el mercado financiero.
Con la premisa de esperar hasta que el Congreso apruebe el pliego de su nombramiento, los equipos del Central han bajado su exposición pero siguen trabajando y hoy ya es motivo de estudio la concentración bancaria, el cortoplacismo en la financiación y la estancada funcionalidad de líneas crediticias a pymes industriales y de las otras.
En sus palabras, Marcó del Pont buscará “federalizar” el sistema financiero. La titular del BCRA buscará que las entidades impulsen la bancarización a través de la apertura de nuevas sucursales en zonas del interior del país con baja densidad poblacional. Sin embargo, se quiere evitar que esta medida impacte negativamente en los costos operativos de los bancos. Aquí entran las cooperativas: uno de los puntos que se analiza es el de incluir en este entramado a cooperativas que pasarían a prestar servicios financieros básicos (caja de ahorro, pago de servicios e incluso la precalificación crediticia), todo con fondeo que podría provenir del BCRA. De fondo, el argumento que recorre toda la iniciativa es el de poner remedio a la concentración bancaria: en el Central señalan que añoran las 700 entidades financieras que existían hasta hace relativamente pocos años, mientras que en la actualidad el número que registran es de 83 bancos.
Otra de las medidas que se estudia es impulsar un alargamiento de los plazos al que se ofrecen las líneas crediticias. En este sentido, aunque no está confirmado, existe cierto consenso en la utilización de líneas de redescuento con asignación específica a entidades financieras, una modalidad que ya fue aplicada en la década del 80. En castellano, implica que cada entidad financiera podrá recibir una línea de crédito especial a costo financiero bajo con recursos del BCRA y que con esos fondos el banco tomador podrá otorgar créditos. Estas líneas tendrán una asignación específica, ergo, podrán ser utilizadas siempre y cuando el BCRA apruebe el objeto de su aplicación. A la vez, si bien le asignan un menor impacto, podrían impulsar un esquema de encajes diferenciados como incentivo y desincentivo para aquellas entidades que registren mejores niveles de otorgamiento de créditos.
La lectura de los bancos
Estas medidas despiertan recelo por parte de los bancos. Por un lado, preocupa la debilidad en la que puede quedar sumido el BCRA; con menos reservas que antaño (giró u$s 6.500 millones al Tesoro) y con mayor emisión monetaria, la entidad tendrá menor respaldo para apuntalar su política en el mercado de cambios.
A la vez, argumentan que una línea de redescuento implicará necesariamente mayor emisión monetaria y que esto generará mayor presión inflacionaria a las expectativas que hoy se ubican entre 25 y 30% anual. Esto implicará una emisión que se sumará a los más de $ 65.000 millones que, estiman los economistas, podrían emitirse en el año en concepto de compra de dólares, giro de utilidades al Tesoro, adelantos transitorios y giros de organismos multilaterales.
Los bancos aceptan con menos escepticismo el esquema de los encajes diferenciados (dinero que deben dejar los bancos en el BCRA como garantía). Pero señalan que si el BCRA pasará a evaluar el nivel de préstamos otorgados para exigir distintos niveles de encajes, entonces es probable que las entidades se larguen a otorgar mayor cantidad de créditos, pero entonces tengan un desincentivo para comprar Letras y Notas, un argumento que favorecería la monetización de los $ 40.000 millones que tienen en cartera las entidades. En este sentido, se suma la política de tasas cada vez más deprimidas que ha instrumentado el BCRA: el martes en la licitación de Lebac las tasas volvieron a caer. La idea del BCRA apunta a desalentar a las entidades.
Si bien en todo momento existe una ponderación positiva de la trayectoria y las intenciones de Mercedes Marcó del Pont al frente del BCRA, el camino elegido para este propósito podría poner a las principales cabezas de los bancos en la vereda de enfrente. En última instancia, la prudencia que despierta Marcó es nada comparada con la que, sostienen, les provoca el Gobierno. Es que para muchos, y tal como escribió Borges sobre las piezas de ajedrez, saben que la mano señalada / del jugador gobierna su destino / saben que un rigor adamantino / sujeta su albedrío y su jornada...
Fuente: El Cronista
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