Central

BCRA: el mayor acreedor

lunes, 12 de abril de 2010

El Gobierno Nacional le debe al Banco Central unos US$ 30.000 millones. La tercera parte de los activos de la entidad son papeles del Estado. ¿Hay riesgos para la estabilidad o para los precios?

 El Banco Central ya tiene papeles (Bonos y Letras) del Gobierno Nacional por casi $ 116.000 millones, equivalente a unos US$ 30.000 millones.

Esa deuda del Gobierno con el BCRA es por las reservas recibidas en préstamo para pagarle al FMI (US$ 9.600 millones), a lo que se suman los préstamos del Fondo de Bicentenario (US$ 6.569 millones), los “adelantos transitorios” al Tesoro Nacional, que se renuevan a cada vencimiento, y otros títulos.
Así una tercera parte del activo del BCRA son papeles del Estado. Esto significa que la garantía sobre una parte de los billetes que circulan y de las Letras que la entidad monetaria emite para regular la moneda no recae en las divisas internacionales (“reservas”) sino en la solvencia del Estado.
Por su parte, una quinta parte de la deuda pública está colocada en el BCRA que, además no es sólo el principal acreedor del Gobierno sino también su principal financista. Otro casi 20% del endeudamiento público está en manos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSeS.
De aquí se desprende que una parte del “riesgo-argentino” se sostiene sobre las espaldas del Banco Central y, tras la eliminación de las AFJP, sobre el sistema previsional. Y que el Estado fue reemplazando el financiamiento y endeudamiento externo por el doméstico en esos dos pivotes.
Así, cualquier “cortocircuito” en materia de solvencia, las variables de ajuste serían la propia moneda y las jubilaciones. Según la Consultora Ecolatina este año el Gobierno tiene un déficit o bache para financiar los servicios de la deuda equivalente a 5,8% del PBI. “Si se suma el uso de las reservas internacionales al impuesto inflacionario (transferencia de utilidades contables y adelantos transitorios), puede verse que el BCRA aportará 4,3% del producto al Tesoro, cubriendo el 74% de la brecha”.
Ecolatina plantea que “el problema de financiarse con reservas o emisión es que implica asumir riesgos en términos de estabilidad cambiaria y de precios en el mediano plazo” Y agrega: “el mayor riesgo es que el continuo avance sobre las reservas y el impuesto inflacionario terminen reduciendo significativamente la demanda de dinero, acelerando la inflación y la fuga de capitales en un escenario de menor cobertura de la base monetaria y pérdida de competitividad por el ancla del tipo de cambio nominal. Por este motivo, si bien no es deseable un ajuste del gasto, su financiamiento tampoco debe depender excesivamente de fuentes extraordinarias ya que se corre el peligro de arribar al punto en que los costos de cerrar el programa financiero superen los beneficios de expandir las erogaciones”.


Dudas y consistencia

Para el ex viceministro de Economía, Jorge Todesca, “el crecimiento de la deuda pública en el balance del BCRA implica una pérdida de calidad en los activos que componen su patrimonio. Los efectos de este cambio no se volcarán a la economía de manera inmediata, pero no dejarán de ser cuidadosamente observados en cualquier análisis de las finanzas públicas argentinas. El segundo acreedor, la ANSeS, no hace sino sumar en la misma dirección negativa. En síntesis, el gobierno se autofinancia deteriorando la liquidez y la solvencia de dos instituciones clave: el Banco Central y el Fondo de Garantía de la Seguridad Social”.
Para el ex Secretario de Relaciones Económicas de la Cancillería, Héctor Gambarotta “las hojas de balance del Banco Central y de la Tesorería son compartimentos estancos sólo en el universo ideal de la teoría. En la práctica, se entrecruzan en el manejo cotidiano de la coyuntura y ambos son instrumentos legítimos de toda política económica, como lo están demostrando a diario las acciones de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo en consonancia y permanente consulta con sus respectivos Tesoros”. Y agrega que “lo importante no es su sacrosanta división, sino la consistencia recíproca entre la política monetaria y el manejo fiscal. Mientras el Fisco demuestre su voluntad de mantener las cuentas públicas en orden y el BCRA maneje con criterio la creación de dinero, como lo viene haciendo el gobierno argentino, nada indeseable sucederá”.
Gambarotta concluye que “los mercados parecen estar entendiendo mejor que algunos políticos las urgencias de la hora, al recibir con beneplácito las medidas anunciadas por el gobierno, percibiendo que poner como objetivo pragmático sostener la demanda efectiva es más inteligente que emitir señales rindiendo pleitesías a un dogma monetario que a todas luces ha perdido vigencia”.

 

 

Fuente: iEco Clarin