Perspectivas / La oferta de dinero
lunes, 31 de enero de 2011
Analistas y el propio BCRA prevén un nuevo impulso en estos préstamos para los primeros meses del año
Tras haber finalizado 2010 a todo vapor, con una tasa de expansión anualizada que rozó el 60% en los últimos 4 meses, el crédito bancario al sector privado mantendrá en la primera parte de este año una elevada tasa de crecimiento que ayudará a mantener lubricado y en crecimiento el nivel de actividad.
Se trata de la parte llena del vaso.
¿La vacía? Que la expansión mantendrá el sesgo que hoy tiene, es decir, estará básicamente sostenida por el financiamiento al consumo y al capital de giro de las empresas, características que no harían más que profundizar algunos de los desequilibrios que muestra la economía entre oferta y demanda de bienes y servicios, y alimentan la inercia inflacionaria en que se movió en los últimos años.
En otras palabras, seguirá muy ofertado el tipo de financiamiento que ayuda para que la economía "tire", pero no aquel que ayudaría para que se desarrolle mejor.
La conclusión surge de las consultas que La Nacion hizo con analistas sectoriales y economistas, un relevamiento que los mostró optimistas sobre la evolución de esta variable en los próximos meses (casi en línea con las positivas previsiones que en la materia maneja el Banco Central), pero más cautos a la hora de imaginar lo que puede suceder en la última parte del año, cuando el componente electoral incida más notoriamente sobre las expectativas.
Según adelantó el Banco Central al difundir su programa monetario para el año en curso, el stock de crédito al sector privado crecería en 65.000 millones de pesos (en torno del 41%), unos 22.500 millones de pesos por encima de lo que lo hizo durante el año pasado, lo que le bastará para convertirse en la máquina más activa para la creación de dinero en la economía, desplazando por primera vez de ese rol a los pesos que se inyectan en la economía como contrapartida de las operaciones que la entidad hace para sumar reservas y regular la oferta monetaria y el tipo de cambio.
Ese dato, según Ramiro Castiñeira, de la consultora Econométrica, no es menor: "Revela que se agotó la economía del tipo de cambio alto y que pasamos a estar plenamente en otra con un tipo de cambio en equilibrio", dice, a la hora de explicar su valoración.
"El generoso colchón cambiario que dejó el colapso final de la convertibilidad ya no está. Esto se comprueba porque, además, el tipo de cambio ya dejó claramente de actuar como valla de contención de las importaciones", agrega Castiñeira, que estima que el crecimiento del crédito bancario al sector privado se ubicará cerca del 40% anual (casi en línea con el pronóstico oficial).
Crédito va a haber Todos los analistas consultados por La Nacion coincidieron en aventurar que la expansión del crédito se sostendrá y que lo hará con más énfasis en la primera parte del año. Veamos.
Andrés Méndez, de la consultora Actividad Moneda y Finanzas (AMF), es el más optimista. "Estimo que se mantiene la tendencia actual, o sea que estamos hablando de un crecimiento comprendido entre un 50 y un 60 por ciento", vaticina superando, incluso, las expectativas oficiales.
Méndez sostiene su apuesta en que todo el contexto parece jugar en favor de eso: "Buenas expectativas económicas, disponibilidad de materia prima [dinero], tasas reales negativas, neutras o bajas, según el caso, y otra paulatina mejora en la relación ingresos/cuotas hipotecarias", enumera, al dar la receta del cóctel que convertiría a 2011 en el año del despegue del crédito.
En igual sentido, desde Ecolatina, la consultora que fundó el ex ministro de Economía Roberto Lavagna, vaticinan que este año se profundizará la tendencia de expansión que las financiaciones bancarias registraron en la última parte de 2010.
"Para fin de 2011 esperamos que el stock de créditos se ubique en torno de los 259.000 millones de pesos, lo que significaría un avance interanual del 36 por ciento. Este incremento podría ser aún más marcado, pero, como será un año con ruido/incertidumbre electoral, la evolución de los depósitos y, en menor medida, el crédito, podría resultar afectada", juzgó Lorenzo Pablo Sigaut ante la consulta de La Nacion.
Buena parte de esto se logrará porque, "como quedó en evidencia una vez presentado el nuevo programa monetario, el Banco Central seguirá impulsando la liquidez y el crédito, pero descuidando la inflación", alertó.
La cima del árbol Más cauto, Pedro Greaves, director de la consultora de ese nombre, estima que la tasa de expansión se ubicará entre el 25 y 30 por ciento y apela al sentido común para justificarlo.
"Ningún árbol crece hasta el cielo", dice, y lo fundamenta: "Es que creo que el endeudamiento de las familias se va a desacelerar tras el festival de gastos de fin de año y las vacaciones; los prendarios van a crecer menos que la demanda de autos y los hipotecarios seguirán manteniendo una tasa vegetativa de crecimiento". Y aclaró que tampoco esperaba sorpresas por parte de la demanda de las empresas.
Menos optimista es aun el analista Alejandro Banzas, de Reporte Económico, que sigue de cerca los números del sector bancario y para quien la tasa de crecimiento del crédito promediará el 22 por ciento.
El punto que empaña tanto entusiasmo es que los pronósticos coinciden en identificar al crédito de corto plazo para centro de la expansión, es decir, el tipo de financiamiento que ayuda para que la economía "tire", pero que no la transforma.
"Las líneas más dinámicas continuarán siendo las destinadas al consumo, mientras que para el segmento a empresas serán las destinadas a capital de trabajo [adelantos en cuenta corriente] o prefinanciación de exportaciones", describe Banzas.
En la misma sintonía, desde Ecolatina sostienen que las líneas más dinámicas volverán a ser las de corto plazo.
"Los créditos para financiar consumo (prendarios, tarjetas de crédito y personales) crecerán significativamente en términos reales. En esa línea, también se ubicarán los préstamos de corta duración a las empresas (adelantos y documentos). Pero el financiamiento a mayor plazo mantendrá una performance menos favorable, dada la incertidumbre sobre la evolución futura de los precios y la política económica en el mediano plazo, en general", desgrana un informe.
Tasas al alza, pero no tanto El otro impacto por medir cuando se analiza el fenómeno es el costo del dinero. En general, los analistas lo ven en progresivo aumento, aunque sin sorpresas, más allá de algún sobresalto específico relacionado con las elecciones presidenciales de fines de año.
Consultado sobre la evolución de las tasas pasivas (las que los bancos pagan por los depósitos), Greaves cree que sólo hay espacio para una suba "que sería progresiva", pero ayudaría a subir el interés promedio que se paga por un plazo fijo hasta el 17% anual en la última parte del año.
Banzas las ve, por su parte, "apenas un escalón por encima del promedio registrado para 2010 para deuda que coloca el Banco Central (Lebac) del 13 por ciento para un año de plazo".
Y Sigaut cree que, al sostenerse una dinámica de expansión del crédito a la de los depósitos, el costo del dinero tenderá a subir "principalmente en el primer semestre", aunque sin sorpresas, a menos que reaparezca un clima de incertidumbre en torno de la evolución futura del dólar tras las elecciones porque, en definitiva, "la evolución de las tasas pasivas está muy ligada a la evolución de los depósitos y, a su vez, éstos a la evolución futura esperable del dólar", recuerda.
Fuente: La Nación
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