Finanzas / Una tendencia favorecida por la inflación
lunes, 28 de marzo de 2011
En el primer bimestre del año el 94% de los préstamos tuvieron ese fin; la mayoría, por montos bajos
El sesgo en favor de la demanda que estimuló la economía en los últimos años, al acentuar los incentivos al consumo; la indexación salarial con que se busca compensar el deterioro que la inflación produce en el poder de compra, y la ausencia de opciones de ahorro de fácil acceso van dejando huellas en los distintos sectores.
La actividad bancaria es uno de ellos. En la actualidad, el 94% de los créditos que los bancos otorgan a individuos o familias están destinados a financiar distintos tipos de consumos, mientras que sólo el 6% restante corresponde a préstamos prendarios (para la compra de automóviles) o hipotecarios (para compra o construcción de vivienda).
Si bien es natural que, en número de operaciones, los desembolsos de créditos de bajo monto superen notoriamente a los más grandes, el marcado desbalance en favor de los primeros llama la atención de los analistas, aunque sin sorprenderlos, ya que se sabe que el sistema volcó todos sus esfuerzos a estimular el consumo.
Las cifras surgen de cotejar todos los créditos con ese destino que los bancos concretaron en el primer bimestre del año, según un relevamiento que la consultora Actividad, Moneda y Finanzas (AMF) realizó sobre la base de datos del Banco Central (BCRA).
Así se descubre que entre enero y febrero más de 324.200 de los 344.000 préstamos que los bancos otorgaron a individuos o familias tuvieron como objetivo financiar consumos. "En otras palabras, por cada préstamo hipotecario se entregan alrededor de 140 créditos personales. O expresado en montos, por cada peso destinado a hipotecas se volcaron 12 pesos a financiar consumo en bienes durables y no durables sin garantía real, mediante la concesión de un préstamo personal", señala el informe de AMF.
La enorme diferencia se explica, además, porque hay muchos créditos concentrados en montos pequeños.
"Mientras en los préstamos personales 3/4 de las operaciones se concretan por importes inferiores a $ 10.000 (algo menos de tres salarios mensuales de un trabajador registrado promedio), esta franja se eleva a un rango comprendido entre $ 20.000 y $ 75.000 en créditos prendarios y a entre $ 20.000 y $ 250.000 en el caso de créditos hipotecarios", explica.
El total de préstamos personales acordados en el primer bimestre del año resultó 25% superior a los desembolsados en igual lapso de 2007, momento en que la economía vivía en un clima de optimismo y con un desempeño del consumo similar al actual.
Y el total monetizado por los bancos con ese destino es 118% superior a aquel entonces, pero medido en moneda de similar poder adquisitivo (tomando el IPC de Santa Fe) es apenas 12% superior, lo que parece revelar una tendencia al achatamiento en el monto promedio de los créditos.
El carácter pro consumo del sistema se acentúa si se considera además que el rubro crediticio no comercial más dinámico en el último año fue el financiamiento de los saldos deudores de las tarjetas, que no requieren pasar por la ventanilla del banco para endeudarse.
Como también se trata de financiaciones comúnmente inferiores a $ 10.000, la conclusión es que si bien el sistema bancario multiplicó su alcance (ya tienen tarjeta de débito uno de cada dos argentinos y, al ritmo actual, más de 4 millones tomarían créditos personales en el año, cerca de la mitad de los trabajadores formalizados) al funcionar como un anexo de la billetera, lo hizo a costo de haber descuidado otro tipo de financiaciones, como las hipotecarias.
"Mi percepción es que las familias están priorizando la financiación de pequeños consumos, tanto en bienes durables como no durables, porque los consumos de mayor envergadura (como la compra financiada de una vivienda) les resultan inaccesibles en las circunstancias actuales", dijo el economista Andrés Méndez, titular de AMF y autor del informe. "Consecuentemente, la cuota de un hipotecario no les «muerde» capacidad de consumo en otros bienes y servicios. Les libera capacidad de endeudamiento", agregó.
Por otro lado, la mayor predisposición a endeudarse que muestran muchos argentinos tendría que ver en parte con la necesidad de cubrir la deuda que fueron contrayendo con las tarjetas de crédito o por las cuotas contraídas en comercios. En los bancos estiman que entre "un cuarto y un tercio de los pedidos apuntan a saldar otras deudas", coincidieron en distintas entidades.
Otra porción similar buscaría apuntalar gastos que los ingresos corrientes no pueden tolerar (vacaciones, gastos medicinales,), mientras el resto tendría que ver con los consumos más tradicionales (equipar el hogar, darse pequeños gustos).
Los datos más recientes de la economía parecen asegurar continuidad a esta tendencia. El índice de confianza del consumidor (ICC) realizado por el Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella reveló que en marzo el optimismo de los argentinos subió 6,3% en relación con febrero y se ubicó a menos de 6 puntos de su máximo histórico, de enero de 2007.
"La demanda de créditos tira porque la gente tiene buenas expectativas sobre su futuro. No ve riesgos sobre su situación laboral y ya constató que la cuota se licua con la inflación mientras sus ingresos se vayan actualizando con ella, lo que favorece que esta cadena se sostenga", dice Méndez.
Fuente: La Nación
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