Directores estatales, sin poder real

jueves, 14 de abril de 2011

 El poder de los directores que representan al Estado en las empresas privadas es acotado. Solo podrían influir en alguna decisión estratégica si se aliaran con otro grupo de accionistas minoritarios , ya que por sí solos perderían cualquier votación frente al grupo de control de las compañías.
La mayor participación accionaria el ANSeS la tiene en el Banco Macro . Esto es así porque cuando el banco que preside Jorge Brito hizo una fuerte ampliación de su capital, acá y en Wall Street, las AFJP estuvieron en primera fila y se quedaron con el 30% del capital del banco y el 28% de los votos.
Pero antes de abrirse al mercado, el grupo de control del Macro tomó recaudos. Estableció que las acciones que estaban en su poder tenían más votos que las acciones comunes, a razón de 5 a 1 . Con esa estrategia, “blindaron” el timón del banco para que no pasara a manos extrañas. Brito y sus socios tienen el 40% del capital, pero votos políticos suficientes como para no tener que ceder ante los accionistas minoritarios.
Algo parecido hicieron las familias Escasany, Ayerza y Braun cuando idearon el Grupo Financiero Galicia para retomar el control sobre el Banco Galicia. Hoy, las tres familias, controlantes del GFG, tienen para sí el 95% de los votos . Años atrás, Gregorio Pérez Companc hizo algo parecido con el holding Pérez Companc, a pesar de que luego vendió la empresa a Petrobras.
Otras compañías utilizan la ampliación del número de directores para ir licuando do, asamblea tras asamblea, el poder de los accionistas minoristas en los directorios de las empresas.
Son ejemplos de cómo las firmas tienen en muchos casos montada una suerte de “red de protección” para soportar las embestidas de los accionistas minoritarios.
Quienes no deben saber muy bien a qué atenerse son los ejecutivos del Banco do Brasil, que ayer mismo tomaron en sus manos el 51% de las acciones de Banco Patagonia , donde la ANSeS tiene el 15,25% del capital.
Como sea, por lo visto desde 2009, cuando el Gobierno utilizó las acciones que están en poder de la ANSeS para poner directores en las empresas, no hubo muchos casos de conflictos. La excepción es lo que ocurrió en Papel Prensa, la empresa donde son accionistas los diarios Clarín, La Nación y el Estado. Pero claramente en ese caso la pelea fue por otro carril y por otros motivos.
Los directores estatales no provocaron demasiados roces, aunque a veces se sobreactuó la figura del “consenso” para disimular disputas.
Como sea, lo que se viene ahora es una pulseada más política que de estrategia empresaria entre los privados y el Gobierno. Por el tono del anuncio que hizo el ministro Amado Boudou el Estado buscará imponer sus nombres. El inocultable deseo de la agrupación “La Cámpora” por engrosar su lista de militantes-directores de empresa luce innegociable.
Aunque en el fondo saben que las decisiones de las empresas no cambiarán de manos, los empresarios miran con atención los movimientos oficiales. Algunos ven solo “pirotecnia” , pero por las dudas se mantienen en alerta.

PorGUSTAVO BAZZAN

 

Fuente: Clarín