Hipotecas para todos, una deuda histórica

lunes, 27 de junio de 2011

Mientras el crédito al consumo y a la producción se convierten en topadoras de récords, la financiación a la vivienda se asienta en un páramo perpetuo. Si bien se prevé mayor oferta de cara a las elecciones, el sistema está lejos de llegar a muchos

Es una cuenta pendiente. Pero de ésas difíciles de zanjar. Históricamente el crédito hipotecario en la Argentina lindó con el plano de la utopía. Mientras que el financiamiento al consumo y el dirigido a la producción se embarcaron en los últimos años por el camino del éxito y la bonanza, dejando al desnudo una liquidez soberbia en el sistema -entre otras cosas-, los préstamos a la vivienda van por el carril de la austeridad.

Según el último informe sobre bancos del BCRA, los créditos personales y comerciales crecen al vertiginoso ritmo de 40% interanual. Entretanto, los hipotecarios lo hacen, en el último renglón del ranking, vaciado de jactancia oficial, al 20% anual.
La razón de la inopia reviste cierta lógica desde los bancos: El fondeo es escaso y no alcanza para calzar operaciones, suelen excusarse en el sector.

Para que haya crédito hipotecario, las colocaciones en entidades tienen que sobrepasar cinco veces los niveles actuales, con plazos cinco veces mayores a los de hoy, arremetía un veterano banquero. Las cifras avalan el argumento financiero. Hoy los depósitos están concentrados casi en un 80% en plazos menores a 6 meses. El financiamiento de un crédito hipotecario como mínimo necesita 10 años de plazo para que los deudores afronten el riesgo. Las cuentas no cierran.

Pero elecciones mediante, y con una Cristina que rompió el suspenso y ya se lanzó de lleno a la candidatura para batallar un segundo mandato, las entidades no escaparán al síndrome de hipotecas electorales?, como ha sucedido en comicios pasados. El bolsillo y las urnas van de la mano en estos períodos.

Desde el sector no lo desconocen. Una asociación de bancos, que prefirió el anonimato, confió que durante los últimos días hubo reuniones técnicas? sobre el asunto. Y algunas entidades públicas -donde recaerá la mayor presión-, como el Provincia, Hipotecario, Ciudad, se adelantaron y ya mostraron esfuerzos en las últimas semanas, lanzando nuevas líneas o reinventando viejas. Otras, como el Nación, están evaluando mejoras en su oferta vigente.

Con todo, los bancos tienen diferentes alternativas de fondeo. Una de las opciones para dar con un mayor plazo es recurrir al mercado de capitales, a través de herramientas como la emisión de bonos, por ejemplo. El número de colocaciones de deuda de las entidades se multiplicó este año. Pero ese fondeo va destinado a amarrar otros objetivos y, dentro de ellos, el de seguir solventando la aceitadísima rueda del consumo.

Las trabas para un financiamiento más blando de las viviendas exceden, a su vez, a las de las condiciones crediticias y responden a más causas en su núcleo. El desfasaje entre el precio de viviendas y salarios, por ejemplo, es otro impedimento.
Por ahora, el crédito hipotecario sigue siendo sólo para un puñado. Con seguridad habrá alguna nueva línea antes de octubre. Pero la Presidenta se quedará por el momento con la ilusión de anunciar un plan de hipotecas para todos y agregarlo a la larga lista de ambiciosos programas masivos. Como está planteado el esquema y sin un esfuerzo conjunto de varios sectores, el crédito hipotecario seguirá siendo en estos tiempos la gran deuda pendiente.
 

Fuente: El Cronista