sistema bancario
miércoles, 09 de noviembre de 2011
Los años de bonanza económica que administraron los Kirchner durante lo que va de su prolongado mandato fueron desaprovechados por la mala gestión, impericia de sus colaboradores y por subordinar la misma a su voluntad de acrecentar poder político.
Resulta difícil entender para muchos que habiendo ganado Cristina las elecciones, recientemente llevadas a cabo, con un apabullante 54% se esté en las puertas de una crisis económica/financiera en la que justamente los argentinos que se inclinaron por ella, no creían, no querían y que ahora ven asustados como se aproxima. Cómo se entiende que un país que estaba blindado frente a un complejo panorama internacional, que crecía a tasas chinas, que tenía escasas cifras de desempleo y que se ufanaba de las reservas acumuladas en el Banco Central, haya tomado medidas extremas como la de un control de cambio (que avasalla las libertades individuales) con uniformados y agentes de la Afip para que inclusive una jubilada se vea imposibilitada de comprar tan solo la irrisoria cifra de US$ 20. Cómo no habiendo hecho mella en la reelección de la presidente las supuestas campañas adversas encaradas por el periodismo independiente, esta se vea ahora envuelta en el contrasentido de un margen de votos históricos junto con una realidad que no condice en lo más mínimo con el mentiroso marketing exitista que mañana, tarde y noche se vendió desde el gobierno. Todo esto no pasó en tan solo poco más de 15 días desde el 23/10 hasta hoy. Esto se venía cocinando a fuego lento al principio y más intenso a medida que pasaba el tiempo por un déficit fiscal incesantemente creciente, una balanza comercial negativa, la emisión de moneda, la utilización irresponsable de reservas y demás fondos existentes que nunca se debieron haber empleado para tapar un gasto tan descomunal como impúdico. A este cuadro de situación de mala gestión del Estado durante años y con dineros nunca vistos que ingresaron en él por ningún argentino vivo, se le debe agregar un cuadro deprimente que muestra a una sociedad enferma que vive el día de hoy, que nada le importa el mañana, que es egoísta con el futuro que heredarán sus hijos y que expresa su pecaminosa idiosincrasia en la falta de interés que demuestra en un elemento esencial de gran parte de los males que aquejan a la nación como es la corrupción y por ende la falta de justicia. Argentina carece de falta de estabilidad jurídica, un requisito indispensable para que el capital se radique. Esto sucedió a lo largo de los 9 años que los Kirchner llevan en la Rosada. La economía fue adecuada a las necesidades electorales del fallecido Néstor y de su viuda, Cristina. De esta forma se montó un dibujo de de las estadísticas oficiales que difieren de la realidad. La falta de una oposición unida, creíble y la necesidad ciudadana de mantener el statu quo fue lo que direccionó la reelección de un gobierno conformado por un séquito de aduladores que subordinaron su discurso al engaño que caracteriza su accionar. Las cuentas públicas fundamentales están en rojo, los subsidios que llegan a US$ 19.000 millones no son más pagables, el déficit originado por la misma administración deberá como siempre absorberlo el pueblo. Esto traerá necesariamente mayor inflación, mayor reclamo de aumentos salariales, mayor conflictividad laboral, más inflación, recesión, despidos. Dónde se iba a mostrar esa desconfianza de los que tienen más y de los que tienen menos, refugiándose en el dólar. La historia argentina vuelve a repetirse, más si este se aprecia como atrasado respecto del proceso inflacionario. Esto es lo que pasó en forma creciente hace 52 meses, acelerándose antes de las elecciones y después de ella. Cómo reaccionó el gobierno. De la peor forma, para quién, para el propio gobierno. Nunca este tipo de medidas han dado soluciones al problema porque no atiende las causas, trata de detener las consecuencias. No sirve. A nadie le importa lo que sobre el dólar y la economía opine el ministro de Economía, Amado Boudou; haga el secretario de Comercio, Guillermo Moreno; declare la titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont y salga a aclarar el responsable de la Afip, Ricardo Echegaray. La caída de depósitos y la presión sobre el tipo de cambio está totalmente alejada de las elucubraciones que los mencionados realicen o de las decisiones que estos tomen. La realidad está muy lejos de ellos. Quién no reconoce sus propios errores menos puede encontrar soluciones a los mismos. El peso argentino una vez más ha desaparecido como moneda de referencia; nadie cree en él. El viento de cola ya no sopla como antes, los problemas que este disimulaba ahora quedan visibles, falta un piloto que comande una nave a la deriva, si esto no sucede como de costumbre los platos rotos los pagará y caro el pueblo en el que los funcionarios públicos dicen pensar y defender.
Fuente: Urgente 24
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