mercado financiero

La suba de plazos fijos en pesos ayudará a la baja de las tasas

martes, 22 de noviembre de 2011

El empinamiento de los últimos 60 días de las tasas de interés prendió luces amarillas entre los encargados de llevar adelante la política económica.

Así quedó claro en una reunión que mantuvieron el jueves el ministro de Economía, Amado Boudou, y la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, con un grupo de representantes de la banca extranjera.

"Se terminó la presión sobre el dólar. Ahora tienen que bajar las tasas, no hay excusas", explicaron ambos funcionarios. Se trata de una afirmación cuanto menos dudosa. Es cierto que el BCRA ya no termina con saldo negativo su intervención cambiaria diaria. Es más, en los últimos tres días de la semana pasada finalizó con saldo favorable, aunque las reservas cayeron por la merma del precio del oro, el euro y la salida (ya más leve) de los depósitos en dólares.

Sin embargo, es irresponsable analizar la marcha del mercado de cambios exclusivamente por esta evolución cambiaria. Sucede que la operatoria se encuentra totalmente restringida. Como ya había sucedido en 2008, aunque ahora con mayor presión oficial, los bancos deben informar caso por caso a cuenta de quién están demandando dólares en el mercado oficial. Durante varios días de la última semana, por ejemplo, el Central negó permisos para acceder a los dólares incluso a importadores que ya habían completado todos los requisitos para ingresar los bienes.

Esta restricción extrema fue levantada sobre fines de esta semana. Sin embargo, aquellas empresas que quieren comprar dólares y luego girarlos al exterior por las ganancias obtenidas tendrán que esperar un poco más. En primer lugar, porque no le darán fácilmente el permiso para esa compra y, además, porque reciben llamados de distintos organismos para que posterguen esa transferencia. La propia presidenta, Cristina Kirchner, se está ocupando de mencionar en distintos actos oficiales cuáles son las empresas que reinvierten utilidades en vez de llevarse esas ganancias a su casa matriz.

El aumento de las tasas de interés generó, como se esperaba, un encarecimiento de las líneas crediticias. La suba fue inmediata para las líneas de corto plazo, como los adelantos de cuenta corriente y el descuento de cheques. Tasas que antes eran del 14 o el 15% ahora se ubican más cerca del 30% anual en pesos, o incluso por arriba. De esta forma, especialmente a las pymes se les encarece el acceso a capital de trabajo. También hubo retoques en líneas para individuos, como préstamos personales. Sin embargo, por el momento el crédito continúa aumentando a un ritmo bastante bueno. Los bancos no cortaron sus líneas crediticias por miedo a perder participación de mercado, aunque las encarecieron.

Pero ese incremento de tasas tuvo su costado positivo, porque impulsó un aumento en el stock de plazos fijos, que prácticamente se habían estancado en los meses anteriores a las elecciones. Según cifras del Banco Central, en los últimos 30 días las colocaciones a plazo subieron más de 5%, por encima de 5.000 millones de pesos.
Esta evolución permite hacer otra lectura: a tasas del 22% anual, las empresas prefieren quedarse en pesos que pasarse a dólares. O, lo que es lo mismo, no se espera que la tasa de devaluación supere el 20%. Porque de ser así, resultaría más negocio pasarse a dólares que inmovilizar fondos en pesos.

Aunque por muchos años fueron negativas en términos reales (se ubicaron por debajo de la inflación), las tasas en pesos permitieron desde 2003 hasta ahora ganarle a la evolución del dólar. Sin embargo, el nerviosismo por la evolución del tipo de cambio y las restricciones de la AFIP para acceder a dólares provocaron un mayor temor a la escapada del dólar, lo que motivó un incremento mayor de las tasas.

Que el aumento de tasas se sienta en la evolución de los préstamos, tanto por su encarecimiento como por una ralentización del mismo, no resulta de por sí demasiado grave. En definitiva, el nivel de crédito en relación al PBI no llega al 14%, siendo el más bajo de la región. Sin embargo, el encarecimiento del dinero repercute en el resto de la economía. Por ejemplo, las empresas pasan a financiarse con sus proveedores: con tasas cercanas al 2% mensual, la tentación de postergar pagos es muy grande. Y las pymes terminan siendo rehenes de una situación que no habían enfrentado en los últimos años.

Esta suba de los depósitos en pesos podría generar que se descompriman, al menos en el corto plazo, las tasas de interés. Y el Banco Central prepararía medidas para fin de año con el objetivo de asegurar a los bancos un buen nivel de liquidez, ante la mayor presión por efectivo (cash) tanto de las empresas como el público para fin de año.

Pero si bien resulta impensado que se vuelva al mismo nivel de tasas que hubo hasta mediados de 2011, recortar parte del último aumento dependerá en mayor medida de cómo siga la dolarización de portafolios y la evolución del mercado de cambios. El gobierno está decidido a mantener los fuertes controles al menos hasta el primer trimestre de 2012. Luego, en caso de que se logre mantener cierta estabilidad, el ingreso de las divisas de la cosecha gruesa a partir de marzo debería ayudar para que el Banco Central recomponga sus reservas, fuertemente dañadas por la desconfianza de los últimos meses.

Recuperar el ritmo de acumulación de reservas, equilibrar las cuentas públicas con la quita de subsidios, mantener el superávit comercial y cerrar una negociación con el Club de París podrían ser parte del "círculo virtuoso" que pretende recuperar la presidenta para el arranque de su segundo mandato. No es sencillo determinar hoy si será exitosa en ese camino o habrá cambios en el rumbo en el medio. La elección del futuro gabinete será indicativo de la dirección que se le busca imprimir a la próxima administración. 

Fuente: La Nueva Provincia