economia
jueves, 02 de agosto de 2012
Nacido de la crisis de 2001 y 2002, el Boden 2012 compensó parcialmente a los ahorristas que no pudieron retirar sus ahorros en dólares de los bancos.
El pago definitivo de intereses y capital del Boden 2012 es enunciado por el Gobierno como una declaración de "independencia económica". Según expresó el ministro de Economía Hernán Lorenzino, el pago de este título insumió al Estado unos u$s19.600 millones desde su emisión, que respondió a gestar una salida financiera para compensar, de manera parcial, a los miles de argentinos que sufrieron la confiscación de sus ahorros en 2002.
Este bono soberano fue diseñado durante el gobierno de Eduardo Duhalde y el equipo económico del entonces ministro Roberto Lavagna. La colocación fue recibida por quienes tenían depósitos en moneda extranjera -en plazos fijos y a la vista- y quedaron atrapados en el sistema financiero tras la salida de la Convertibilidad.
El Boden 2012 fue el punto de partida de la normalización de la deuda en default. Diez años después, una combinación de crecimiento económico sostenido y reestructuración de pasivos permitió que el peso de la deuda pública disminuyera considerablemente.
La relación de la deuda pública argentina respecto de su PIB pasó del 13,8% de 1975 al 46,6% que la dictadura le heredó a la democracia en 1983. Para cuando estalló la crisis de 2001, la relación era del 128% (u$s114.000 millones) y en 2002 alcanzó el 166 por ciento. En 2004 la deuda tocó un récord de u$s191.000 millones, equivalente al 126% del PBI. Al cierre de 2011, la deuda pública neta argentina con el sector privado ascendía a u$s83.000 millones, un 19% del PBI.
El economista Daniel Marx, quien se desempeñó como secretario de Finanzas entre los años 1999 a 2001, y que fuera subsecretario Jefe de Negociación de Deuda Soberana entre 1988 y 1993, expresó que "los indicadores de deuda argentina en relación al Producto dan muy cifras manejables, muy menores, aún corrigiendo por algunos indicadores y considerando algunos conceptos que van a figurar como deuda en el futuro, que se están generando ahora y van a aparecer en la contabilidad" de próximas administraciones.
En diálogo con Infobae.com, Marx estimó que el peso de la deuda pública puede significar "una vulnerabilidad si cambian las condiciones y la situación internacional se hace más adversa, cuando la economía argentina se está desacelerando".
"Otra consideración tiene que ver con los llamados márgenes para tomar nueva deuda y la sobretasa de la Argentina, y por qué son tan altos. Esto merece una atención y llama a la reflexión, porque no tiene que ver con los niveles de deuda, sino con la credibilidad y la confianza que pueda ofrecer la Argentina a los inversores". El ex funcionario se refirió al llamado "riesgo país", el sobrecosto que debería pagar la Argentina si quisiera colocar nuevos títulos soberanos en el exterior, actualmente en un 11% por encima del que paga el Tesoro de los EEUU.
Marx indicó que "merece una reflexión sobre cómo hacer para que se reduzca esta sobretasa, que está castigando a la actividad y los números fiscales", dado que esta prima de riesgo es un indicador que también influye en las tasas con las empresas se procuran financiamiento. Restringido el crédito privado, se afecta la producción, la recaudación y a la actividad en general.
El elevado riesgo país no baja "incluso con el pago en forma del Boden 12, que se ha hecho noticia, pero es lo que normalmente ocurre cuando hay una deuda emitida y la voluntad de cancelarla. La gente está anticipando este pago y lo importante es poder capitalizarlo en favor de bajar más la sobretasa para los títulos públicos", opinó Marx.
Si se tienen en cuenta los fundamentos de la economía local, Argentina sigue excesivamente penalizada por aquella cesación de pagos de una década atrás. "Hay temas de credibilidad en las estadísticas que habría que atender, cambios importantes en las reglas de juego de manera sucesiva, que están influyendo, porque además el inversor sospecha que seguirán cambiando, y por eso la gente tiende a proteger su capital".
Marx destacó la importancia de recuperar la confianza, para que haya más interés en invertir en moneda local y que "las colocaciones en pesos se vean como una buena alternativa para invertir".
Menor peso de la deuda
En la última década, Argentina cambió además su estructura de endeudamiento. Antes de la crisis de solvencia de 2001, el Estado tenía colocados en los mercados 152 tipos de bonos nominados en varias monedas y bajo diversas legislaciones extranjeras, mientras que ahora cerca de la mitad de la deuda está colocada en organismos públicos, con flexibles condiciones de pago.
Eric Ritondale, economista jefe de la consultora Econviews (que dirige el ex secretario de Finanzas Miguel Kiguel), recordó que "el Boden 12 no es el último de los 'Bodenes', porque queda el 2015, dado a los bancos por la compensación de la pesificación asimétrica".
El economista destacó a Infobae.com que tras las sucesivas reestructuraciones "prácticamente el 95% de la deuda que había entrado en default fue acordada, excepto unos pocos holdouts (acreedores que iniciaron acciones legales), que no tienen mucha gravitación".
Ritondale explicó que "la mitad de la deuda, un 55% está nominada en moneda extranjera, contra un 98% anterior a la reestructuración de 2005".
El economista de Econviews mencionó que "cuanto más diversificada esté estructurada la deuda mejor, porque se tienden a atenuar los shocks externos. En los años '80 estaba ajustada en tasa Libor y cuando ésta se disparó, los pagos en toda América Latina se fueron a las nubes".
Puntualizó que la deuda "también cayó mucho no sólo en cuanto al stock y sino que los flujos bajaron muchísimo. El principal beneficio fue la reducción de los flujos de intereses de servicio de la deuda que había que pagar anualmente".
"El pago del Boden 2012 no significa que no hay más deuda externa: todavía quedan los Cupones PBI, los Boden 2015 -que con u$s5 mil millones representan el vencimiento más importante-, y obviamente los bonos que se emitieron con la reestructuración de la deuda, los Par, Cuasipar y Discount".
Luego de la nacionalización de las AFJP en 2008 también varió el perfil de los acreedores del Estado, porque "poco más de la mitad de la deuda pública la tiene el propio sector público: el Banco Nación, el Banco Central y la ANSeS", dijo Ritondale.
"En realidad, la deuda en relación al PBI con acreedores privados es del 13%, mientras que nominada en moneda extranjera baja a 10% del PBI. En total, si se consideran, entre otros, los pasivos con el Club de París y el sector público, asciende al 40% del Producto", resume Ritondale. "También cambió muchísimo respecto de las exportaciones, que representan el ingreso al país de los dólares genuinos. Antes se dependía del roll over”, es decir de las distintas refinanciaciones con los acreedores en dólares, constantes en las décadas del ’80 y ’90 del siglo pasado.
El perfil de vencimiento de los próximos años es menos exigente que en los años anteriores. "Ahora hay que considerar el Cupón PBI por u$s3.600 millones, a hacer efectivo en diciembre, y después en 2013 hay un Bonar por u$s2 mil millones y en 2014, prácticamente el Gobierno no va a necesitar de dólares", completó el experto de Econviews.
Fuente: Infobae
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