Los bancos instalan más cajeros automáticos, pero la inflación hace que no alcancen

miércoles, 02 de enero de 2013

El alza de precios y la bancarización impulsaron las operaciones por medios electrónicos; ya es habitual ver colas iguales a las de las líneas de cajas

Hacer fila en un cajero automático ya se volvió casi tan habitual o más que hacer fila para esperar a ser atendido en la caja de un banco. Y es que si bien el número de cajeros viene creciendo fuerte, la inflación provocó que el aumento de las transacciones por medios electrónicos superara, con creces, el ritmo de incorporación de nuevas terminales electrónicas, a lo que se suma la política ya habitual de los bancos de migrar la mayor cantidad de operaciones posibles de las cajas a los medios electrónicos.

"Por la inflación, se necesitan cada vez más billetes para hacer las mismas operaciones. Por lo que, por ejemplo, crecen la cantidad de extracciones de efectivo, además de otras operaciones", explicó a un banquero, que pidió no ser identificado.

De acuerdo con el último Informe de Bancos, difundido por el Banco Central (BCRA), el número de habitantes por cajero automático bajó en los últimos 13 años a menos de un tercio, de 8,6 a 2,6 por máquina. En los primeros nueve meses del año, sin embargo, se incorporaron 800 terminales, lo que equivale a un aumento de 5,4%, muy por debajo del 25% que treparon este año los precios, según las estimaciones de los economistas privados, y que habrían aumentado como mínimo las operaciones por cajeros automáticos, de acuerdo con las cifras que se manejan informalmente en el sistema financiero.

Y es que, además del crecimiento de las transacciones provocado por la inflación, los mismos bancos también están desde hace tiempo alentando a sus clientes a usar los medios electrónicos en detrimento de las cajas en las sucursales. Las entidades financieras lo hacen en pos de eficientizar costos, ya que mientras que una operación por caja le cuesta a una entidad bancaria en torno a 15 o 20 pesos, la misma transacción por cajero automático le insume 1 peso, y apenas centavos cuando se hace por la página de homebanking o Internet.

Así, por caso, muchas entidades ahora obligan a sus clientes a pasar por un cajero cuando quieren hacer extracciones o depósitos en efectivo de menos de 5000 pesos, o incluso cuando quieren pagar la boleta de algún servicio público.

De banco a banco varían los detalles, pero en todo el sistema financiero la política es similar.

"Los cajeros se han multiplicado, pero también ha habido un proceso de bancarización, por ejemplo de planes sociales y de jubilaciones", dijo a un economista que no quiso ser identificado.

"Hoy por hoy -ilustraron desde una entidad financiera con una amplia red de sucursales-. Por cada operación que tenemos por caja, tenemos por lo menos 20 por medios electrónicos, lo que incluye cajeros automáticos y homebanking ."

SIN INCENTIVOS

En el sistema financiero aseguran a su vez que la denominada ley Recalde, que desde 2010 impide que los bancos cobren a sus clientes con cuentas sueldo y a los jubilados comisiones por las extracciones que realicen de cajeros automáticos de su red o de otras entidades y redes, les quita incentivos a las entidades para crecer en cantidad de terminales. "Antes los bancos que tenían muchos cajeros ganaban plata, porque los otros bancos les pagaban cada vez que algún cliente usaba sus terminales. Había incentivos para poner nuevos cajeros", explicaron desde una entidad financiera. "Pero al no poder cobrar comisiones a cuentas sueldo y cajeros, el negocio se fue achicando, y los bancos además cuando se ponen a negociar cuánto se cobran entre ellos por los clientes que se cruzan de banco, fueron dejando esas tarifas estables", agregaron.

Un cajero, según confiaron en el sistema, puede valer entre 14.000 dólares el más básico, hasta 36.000 dólares, como el caso de las terminales que reciben depósitos en efectivo, sin necesidad de sobres. Se estima que para que sea rentable una terminal fuera de una sucursal (por ejemplo, en un supermercado) debe registrar entre 7000 y 8000 transacciones mensuales, mientras que las que están dentro de una casa bancaria deben tener al menos 4000, principalmente porque es menor el costo de reposición del dinero en estos casos.

Con respecto a la región, la Argentina está medianamente posicionada en términos de cajeros. "A pesar de haber duplicado la cantidad de cajeros automáticos por habitante en tan sólo cinco años, los estándares de la Argentina están lejos de los de Brasil que cómodamente duplica la relación cajero automático por habitante", destaca Andrés Méndez, analista de AMF Economía.

"Sin embargo, podría resultar alentador que el parqué de terminales local no esté tan lejos del existente en Chile, país que si bien supera en alrededor de 35 por ciento a la relación cajero automático por habitante de nuestro país, se caracteriza por uno de los desarrollos bancarios más sólidos e interesantes de la región", detalla.

Un escalón más abajo, en tanto, la banca mexicana exhibe una relación de cajeros por habitante un poco más reducida que la que surge de las entidades financieras locales.

SE ESTANCÓ EL CRECIMIENTO DE LAS SUCURSALES

La cantidad de sucursales por habitante poco ha variado en los últimos 13 años. Según datos de BCRA, en 1999 había 8,3 habitantes por sucursal y hoy la proporción apenas creció a 9,5 por sucursal. En los bancos esgrimen que abrir una casa bancaria es mucho más caro obviamente que instalar cajeros automáticos, a lo que se suma luego el costo de mantenerla operativa, que claramente es superior que el de los medios electrónicos, simplemente por el peso de los salarios de los empleados. "En materia de casas bancarias, puede señalarse que la Argentina mantuvo relativamente estable en la segunda mitad de la década pasada e inicios de la presente la relación filiales por habitante. No fue el caso de Chile o México que la aumentaron moderadamente", dijo Andrés Méndez, de AMF Economía.

"Una interpretación que puede efectuarse es que, tras la salida de la convertibilidad, los bancos argentinos quedaron con una elevada capacidad ociosa que evitó que, en la medida en la que la actividad se recuperaba, fuera necesaria una intensiva apertura de casas bancarias. En tal sentido, habría diferencias con los sistemas financieros de México y Chile, que para apuntalar el crecimiento en los niveles de actividad debieron efectuar inversiones físicas en localizaciones que "acerquen" una mayor proporción de habitantes", explicó. 

Fuente: La Nación