impuesto a las ganacias

En 2012, bancos y casas de cambio aportaron casi $ 10.000 millones al Estado en concepto de Impuesto a las Ganancias

jueves, 28 de febrero de 2013

Quedaron a salvo, y sobresalieron, en medio de una economía que empezó a desmoronarse de a poco, en 2012, hasta perder toda la dinámica de los años anteriores. Y se convirtieron, por esa razón, en el socio más cercano que tuvo a mano el Gobierno para evitar el derrumbe de la actividad y la recaudación.

Los bancos y las casas de cambio aportaron al año pasado casi $ 10.000 millones a la caja estatal, sólo en concepto de Impuesto a las Ganancias, tras haber obtenido a lo largo del año una utilidad (limpia) de $ 19.500 millones.

Los números fueron revelados ayer en el Informe sobre bancos del Banco Central. De acuerdo con lo que se consigna, el sistema financiero logró incrementar sus resultados un 32,5% entre 2011 y 2012. Otra vez, muy por encima de la inflación y como ningún sector pudo hacerlo durante el año pasado en el país. Sobre este total, unos $ 12.000 millones fueron captados por los bancos privados. Y paralelamente las entidades del sector debieron pagar al fisco unos $ 9.850 millones en concepto de Impuesto a las Ganancias.

La áspera carta orgánica que terminó por diseñar Mercedes Marcó del Pont a principios del año pasado, en el esfuerzo por regular las tasas de interés y las comisiones, no alcanzó para impedir que el negocio de los banqueros mejorara en términos reales. En este contexto, el sistema logró aumentar en un 54% los ingresos obtenidos por intermediación financiera (tasas) y en un 30% los percibidos por sus servicios, que incluyen las comisiones.

"Los bancos han tenido un buen año, más allá de la coyuntura, la situación económica y las distintas regulaciones introducidas el año pasado. Sin embargo, hay que mencionar que las distintas debilidades del sistema persisten: poca profundidad de mercado, crecientes intervenciones y necesidad de capital en el futuro", comentó a este diario la consultora Andrea Manavella.

Los mensajes oficiales que dieron a lo largo de todo el año pasado la presidente Cristina de Kirchner, el viceministro de Economía, Axel Kicillof, y la titular del BCRA, buscaron dejar claro que las medidas de regulación financiera y de redireccionamiento de crédito habían sido lanzadas con "fines redistributivos" para favorecer la dinámica del sector productivo y del "consumo popular". Pero los números revelados por el Central demostraron que el efecto que se percibe es, al menos hasta ahora, bastante despreciable. Recién sobre el segundo semestre del año puede verse una desaceleración de los ingresos (netos) que obtuvieron los bancos privados por los intereses cobrados en sus préstamos, que podría ser atribuida tanto a las medidas del organismo (los créditos compulsivos a empresas a tasa fija del 15% anual) como a la caída de la actividad. "En la última parte del año sentimos el impacto porque la mitad de lo que teníamos colocado a largo plazo estaba a esta tasa, y debimos fondearlo con plazos fijos nuevos que salimos a buscar al 15% anual", comentó el gerente financiero de una entidad privada. En el sector consideran que el efecto se notará con bastante más fuerza en los balances de este año, porque las colocaciones "compulsivas" a las empresas fueron realizadas a tres años de plazo.

Un dato, visible ayer en los balances, podría entusiasmar a Marcó del Pont: entre la primera y la segunda mitad de año, los resultados por intereses crecieron apenas un 11%, pero el año pasado, entre estos dos mismos períodos, habían llegado a expandirse casi un 30%. Sólo en este ítem, los resultados parecieron quedar levemente por debajo de la inflación, al crecer un 24% en términos interanuales.

Temor

Es la aparente "holgura" de estos números la que infunde cierto temor en los banqueros de cara al discurso que dará Cristina este viernes en la apertura de las sesiones legislativas. El sector todavía se muestra, al menos en términos relativos, como uno de los más pujantes de la economía. Y por eso en cada una de estas oportunidades la Presidente suele dedicarle al menos un párrafo en los que preanuncia alguna medida poco amigable para la rentabilidad. En este marco fue anunciada el año pasado, por ejemplo, la reforma a la carta orgánica del Banco Central, que dio lugar a la enorme cantidad de nuevas normativas que pretendieron limitar el negocio bancario. También se sugirió el redireccionamiento del crédito hacia el sector productivo, que tomó forma meses más tarde con el lanzamiento de las líneas a pymes al 15%. 

Fuente: ele-ve