nota de opinión
lunes, 08 de julio de 2013
El trimestre abril-junio es en términos estacionales el período fuerte para la economía argentina, en particular por el rol exportador del agro que funciona como virtual motor para la actividad general. Pero muchas de las expectativas puestas en cuanto al ingreso de dólares que ayuden a distender algunos de los desequilibrios “macro” no fueron cubiertas y dejan una incertidumbre concreta para la segunda mitad del año.
El 2013 tomó clara ventaja para convertirse el año de mayor caída de reservas de la administración kirchnerista. Hasta el viernes perdieron u$s6.085 millones, un 14%, a 37.205 millones de dólares. En todo 2011, las reservas descendieron u$s5.814 millones, mientras que en 2012 lo hicieron en 3.086 millones. Los más de u$s37 mil millones de reservas constituyen un monto elevado en términos históricos, pero llama la atención la velocidad que está tomando la caída. Los activos del Banco Central están funcionando como un fondo anticíclico, efectivo para mantener el crecimiento económico del lado positivo, pero con un alto costo fiscal que consume el “stock” y avanza hacia un horizonte de empobrecimiento en el futuro.
El peso argentino se devaluó un 9,08% en el primer semestre del año, frente al 9,59% que se depreció el real brasileño en ese período. Sin embargo, influye en este cálculo la inflación, que según el índice Congreso, que difunden legisladores de la oposición en base a datos privados, acumula 8,7% entre enero y mayo de 2013, contra una tasa acumulada en los cinco primeros meses del año del 2,88% en Brasil. Esta apreciación del peso frente a la moneda brasileña en términos reales explica por qué el Banco Central argentino impulsa una notoria suba de 10% del dólar oficial.
La lucha contra la inflación que el Gobierno debió reconocer este año no está haciendo más que agudizar las inconsistencias. El voluntarismo de los acuerdos de precios y el actual congelamiento de 500 productos comandado por el secretario de Comercio Guillermo Moreno postergó la aplicación de un plan integral que modere de forma idónea el incremento de los precios minoristas, aún por encima del 20% anual.
La liquidación de exportaciones del agro en el semestre fue apenas u$s72 millones superior a la registrada en el mismo período del año pasado, hasta los u$s12.800 millones, según la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC). Ese enorme volumen de dólares, que hacia fin de año estará apenas un escalón por debajo del récord de u$s25.133 millones de 2011, no pudo ser captado por el Banco Central en sus intervenciones en el mercado de cambios. Entre enero y junio de 2012, el BCRA adquirió seis de cada cuatro dólares que ingresaron al país, unos u$s7.400 millones, contra apenas u$s1.073 millones este año, un 9% de lo liquidado, según datos de Abeceb.com.
La soja muestra buenos precios. Los contratos al contado se posicionaron cerca de los 600 dólares, a u$s583,40 por tonelada, su precio máximo del año y bien por encima de los u$s532 en promedio previsto en el Presupuesto 2013, aún cuando los contratos más negociados, para entregar noviembre están bastante más abajo, en u$s451,07 por tonelada. La oleaginosa y sus derivados, como harinas y aceites, sostuvieron el saldo comercial del lado positivo, en u$s3.799 millones entre enero y mayo, aunque un 34% menos que el superávit de u$s5.742 millones del mismo lapso de 2012. El déficit comercial de la industria y las importaciones de energía pesaron para recortar este resultado.
Los pagos de deuda con reservas, la caída del oro (hoy, un 6,3% de los activos líquidos) y la salida de dólares por turismo completan el panorama para explicar por qué el Banco Central no puede acumular más divisas, en contra de las previsiones. Los activos de la entidad respaldan una porción cada vez menor de los pasivos monetarios.
La economía argentina está creciendo y el Gobierno continúa con su impulso al consumo para mantenerla en expansión, con la firme inyección de pesos que implica el incremento de asignaciones, subsidios y jubilaciones, que se suma a los aumentos salariales en los sectores público y privado. Según el INDEC, la actividad económica creció 7% en abril en comparación al mismo mes de 2012, para acumular un 4,1% en el primer cuatrimestre del año. El estudio Orlando Ferreres estimó, a su vez, que el PBI aceleró el crecimiento a 5,5% en mayo, con un claro “efecto campo”, en el período en el que este rubro más se hace sentir.
No obstante, la consultora Finsoport, del ex viceministro de Economía Jorge Todesca, advierte un deterioro en la “calidad” del crecimiento económico, debido a que la expansión del Producto “depende crecientemente del consumo privado y público y descansa en la expansión del sector servicios”, para compensar la retracción en la producción de bienes. “La elevada tasa de inflación propició una continua apreciación del tipo de cambio real y, de ese modo, afectó al crecimiento de los productores de bienes, por un lado, y al balance comercial, por otro lado”, subraya Finsoport.
En la misma línea, puede inferirse que, a diferencia del 2009, el mundo aún juega a favor de la Argentina en este 2013, aunque la restricción al dólar impidió aprovecharlo plenamente. En este aspecto, también habrá que atender los cambios de tendencia que puedan llegar desde el exterior, de los que el Gobierno no será responsable ni podrá modificar, pero afectarán la eficacia de sus políticas.
El economista Juan Pablo Ronderos, gerente de Desarrollo de Negocios de Abeceb.com analizó las eventuales consecuencias del final de los estímulos monetarios en Estados Unidos, que podrían concretarse hacia 2014. “Los mayores impactos vendrían por el lado real -principalmente a través de Brasil y de China-, y de los precios de los commodities“, frente a los cuales, la Argentina deberá responder con la escasez de dólares propia de un país que se encuentra marginado de los mercados internacionales de crédito. La brusca desaceleración de nuestro principal socio comercial, Brasil, en el marco de protestas sociales, es ya una realidad. “Una desaceleración del país vecino se sumaría a los problemas que enfrentan nuestros sectores productivos en materia de competitividad”, advierte el analista de Abeceb.com.
Fuente: Infobae
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