Bank Frey

Por la presión de Estados Unidos, cerró otro banco suizo

miércoles, 23 de octubre de 2013

El Bank Frey mantenía una pelea judicial con el gobierno de EE.UU. Los bancos suizos pueden evitar la Justicia estadounidense si abren sus libros de cuentas pero compartir esa información hace que pierdan a sus clientes.

Los servicios secretos de varios países centrales se han puesto en marcha para comprar a empleados de la banca suiza información sobre los clientes, evasores fiscales en sus países de origen. Al secretismo suizo le han salido agujeros por los que se está escapando también la solidez de la banca privada. La última víctima es el Bank Frey.

El banco privado decidió retirarse de la pelea y cerrar porque la presión de la Justicia estadounidense se hacía insoportable. Reunidos el fin de semana en Zúrich, los accionistas siguieron el consejo de sus directivos y decidieron cerrar el banco. La explicación oficial: "La suba de los gastos que conlleva las exigencias, insostenibles para pequeños bancos privados, de los litigios fiscales en Estados Unidos".

El Bank Frey es uno de los 14 bancos suizos con litigios judiciales abiertos en Estados Unidos. Entre ellos hay gigantes de la banca privada como Julius Baer y Credit Suisse. Como no son parte del programa de transparencia firmado entre Berna y Washington, deben negociar con el Tesoro estadounidense la cantidad a pagar como multa por haber ayudado a que ciudadanos estadounidenses evadieran impuestos escondiendo sus dineros en Suiza.

El Bank Frey, de 72 años, también estaba sufriendo una masiva fuga de clientes desde que se conoció la investigación lanzada por Washington. Los bancos privados pequeños como el Frey no resisten esa presión, que además conlleva un aumento de trabajo y de gastos para lidiar con el Tesoro y contratar caros gabinetes de abogados en Washington.

A principios de 2013 ya tuvo que cerrar el Wegelin. Los bancos que no están siendo investigados pueden evitar enfrentarse a la Justicia estadounidense si pagan una multa y abren sus libros de cuentas para que el Tesoro estadounidense pueda cazar a los evasores fiscales pero al hacer eso pierden a sus clientes y espantan a potenciales nuevos depositantes, poniendo fin a su negocio.

Durante décadas, la banca privada suiza se dedicó a gestionar las riquezas de clientes acaudalados de todo el mundo gracias a un sacrosanto secreto bancario que alejaba la plata del control de los fiscos nacionales. Pero ese mundo gris en el que se escondían evasores, dictadores y corruptos de medio mundo está cambiando de color lentamente gracias a la presión de países que hoy más que nunca necesitan esos recursos financieros. 

Fuente: iEco Clarin