política monetaria
lunes, 11 de agosto de 2014
Reservas, brecha cambiaria, crédito, consumo, exportaciones y actividad económica se verán influenciadas por el conflicto externo. Pronósticos de analistas
La entrada en default de la Argentina dejó al país sumergido en un sinfín de especulaciones y dudas sobre cómo será el futuro económico de la Nación.
El Gobierno, por un lado, prefirió mantener su duro discurso en busca de responsables, especialmente contras los Estados Unidos y los mercados financieros. Por el otro, se focalizó en cuidar las reservas del Banco Central (BCRA) y sostener el consumo.
Según trascendidos, en el Central consideran que la mejor apuesta es tratar de que las reservas no se despedacen, por lo que en las últimas semanas se reforzó el torniquete sobre el pedido para los dólares que solicita el sector privado.
Mientras se mantenga el default, se controlarán las autorizaciones para compra de dólares del sector privado y se enfocarán en sostener el consumo
El cuidado de las reservas Uno de los sectores que más están siendo controlados es el de automotrices. Desde la entidad que preside Juan Carlos Fábrega hay especial enojo con las marcas porque las acusan de pedir "dólares que no necesitan, dado que están vendiendo menos que antes".
Tratando de mantener la calma en este contexto, pese a la pelea que mantiene con el ministro Axel Kicillof, Fábrega les dijo a sus colaboradores que hay que prepararse para un último trimestre del año muy complejo.
En tanto, en Economía subrayaron que los problemas de la macroeconomía no están dados por el escenario objetivo, sino por el presunto intento de desestabilización "de los mismos sectores que buscaron dar un golpe de mercado en enero último", La Nación. Tal como apuntó la presidenta Cristina Kirchner, será el Estado el que ocupe el lugar de los privados, aunque este rol se dificulte en un escenario de más inflación, recesión y restricción externa.
Esto significa anunciar más medidas puntuales -como las que se lanzaron días atrás- para promover el empleo y el nivel de actividad, porque entienden que en la ejecución del fallo del juicio en Estados Unidos no hay chances de arreglo. Y sin un acuerdo allí, no se podrá acceder a los recursos externos que el Gobierno imaginó meses atrás.
Aunque la Presidenta y el ministro hayan insistido esta semana en echarle la culpa al resto del mundo por los problemas que enfrenta la economía local, la Argentina fue, junto con Venezuela, uno de los dos países de la región que perdieron una cantidad significativa de sus reservas.
Claudio Loser, ex ejecutivo del FMI y director de Centennial Group, dijo que "la Argentina y Venezuela son los dos países que han perdido reservas en forma sistemática, mientras que el resto de la región tuvo aumentos.
El dólar, con presión alcista Para los analistas de Abeceb, el escenario que se abre para los próximos meses, de mantenerse la actual coyuntura, tendrá efectos concretos sobre variables clave de la economía, como la inflación y el tipo de cambio.
Respecto de la suba de precios, en una Argentina "defaulteada" prevén que 2014 cierre con una variación del 41%, casi 7 puntos por encima de la proyección trazada en caso de que el Gobierno resuelva cuanto antes la crisis.
Según dieran cuenta a iProfesional, en el caso del dólar, las perspectivas también desmejoraron: la imposibilidad de contar con fondos frescos en el corto plazo no permitirá bajar el ritmo de emisión.
Así, para fin de año, ya estiman una cotización de $10,90 para el billete verde oficial, frente a los $9,40 que se preveían en caso de acuerdo con los holdouts.
Diego Giacomini, de la consultora Economía & Regiones, sostuvoque las expectativas jugarán un rol importante en las próximas semanas: "En la medida en que el mercado perciba que el default vino para quedarse, van a crecer las posibilidades de devaluación".
Agregó que una consecuencia esperable de esta situación es un mayor control sobre las importaciones, candidatas a variable de ajuste en esta nueva etapa.
"Esto va a implicar menor consumo, menos inversión y una caída en el nivel de actividad", argumentó, en caso de que no se resuelva el problema con los buitres.
Y defiende la idea de que si el Gobierno pretende contrarrestar el estancamiento de la economía mediante una mayor emisión monetaria y más gasto público, los problemas podrían agudizarse aun más.
Su estimación para este año es -de mantenerse el actual de conflicto con holdout- el de una recesión en torno del 3%, con una inflación del 40% y un dólar paralelo que, hacia fin de año, se ubicará en $16.
Por su parte, Fausto Spotorno, economista jefe del Estudio Ferreres, advirtió un escenario problemático: mientras la oferta de dólares se mantendrá invariable, la demanda tenderá a crecer.
"Una mayor desconfianza lleva a que el público demande más billetes verdes", observó.
Su perspectiva, coincidente con la mayoría del mercado, es que el dólar oficial pueda estar en$10 sobre fin de año. Resta verse si ello ocurrirá en un deslizamiento suave o mediante saltos bruscos.
Las restricciones se han hecho más evidente en el "cierre del grifo" para los ahorristas y turistas que piden dólares. En julio la AFIP prácticamente eliminó los permisos para que los monotributistas adquieran divisas.
Empresarios, en alerta El hecho de haber caído en cesación de pagos, para los empresarios implica un peor clima para hacer negocios, hasta tanto no se resuelva el conflicto.
Miguel Ponce, gerente de la Cámara de Importadores de la Argentina (CIRA), alertó a iProfesional que las consecuencias directas serán la de un encarecimiento o desaparición del crédito externo para empresas que dependen del comercio exterior, caída del consumo, impacto negativo en el empleo y, sobre todo, una mayor presión oficial para cuidar la última fuente de dólares: el superávit comercial.
"Pedimos que haya una solución lo antes posible en esta crisis y se retome el camino hacia los mercados de crédito, de manera de evitar la presión que ya está cayendo sobre las importaciones, presión que seguramente se agudizará en caso de que esta posición de default se consolide", disparó Ponce.
"La balanza comercial es la última fuente para hacerse de dólares que tiene el Gobierno. Es obvio que se va a endurecer la aprobación de las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación, lo que se constituye en una mala noticia para las miles de empresas que dependen de insumos, partes, piezas y bienes de capital traídas de afuera", completó el directivo.
En la misma línea, Dante Sica, director de Abeceb, sostuvo que "el impacto entre las compañias va a estar fundamentalmente asociado a la disponibilidad de divisas y las restricciones a las importaciones".
"Van a enfrentar un escenario mucho más trabado para operaciones de comercio exterior", advirtió.
El presidente de una cámara de fabricantes de línea blanca -que incluye heladeras, cocinas y lavarropas-, se lamentó por las noticias que fueron llegando desde Nueva York: "El escenario que se abre no es alentador".
Y agregó: "Nuestros asociados ahora están teniendo muchas dificultades para hacerse de insumos fundamentales, que no se consiguen en el país. El Gobierno hace unas semanas que incrementó las restricciones para cuidar los dólares y estimamos que este cuadro se agravará en los próximos días".
Al analizar los números, la tendencia preocupa: la primera parte del año cerró con un saldo comercial del orden de los u$s3.700 millones, casi 30% más bajo que el acumulado en el mismo período de 2013, constituyéndose además en el peor registro en más de una década.
Así las cosas, hasta tanto no se normalice la situación de la Argentina y el Gobierno esté en condiciones de acceder al financiamiento internacional, se reforzará la política del "vivir con lo nuestro".
Es en este contexto en el que la consultora que dirige Kiguel prevé que las arcas del BCRA -de no solucionarse rápidamente el problema con los buitres-, sufrirán una fuerte sangría hasta diciembre, que las dejará en niveles cercanos a los u$s25.000 millones.
Menos crédito y más caro Según Ponce, la baja de la nota de la Argentina por parte de las calificadoras de riesgo pega de manera directa en las empresas. "Entre los importadores, ya estamos viendo un fuerte acortamiento en la cadena de pagos.
Los proveedores del exterior están dando menos crédito y hasta incluso, algunos ya exigen cancelaciones anticipadas para el envío de la mercadería a nuestro país".
En cuanto a los exportadores, el directivo sostuvo que "las empresas que venían financiando sus procesos de producción en el exterior -en muchos casos, por pedido del propio Gobierno-,encontrarán tasas más elevadas o, directamente, dificultades para acceder a nuevas líneas de financiamiento".
"Todo esto quita competitividad a la industria argentina y reduce el acceso de nuestros productos a los distintos mercados del mundo", completó Ponce.
Menor consumo Una de las variables que más inquieta a analistas y empresarios es la evolución del tipo de cambio.
Sucede que la alta dependencia de insumos importados genera que cualquier sacudón que pegue la cotización del dólar termina trasladándose a los precios de los bienes de consumo.
Esto se vio claramente en enero cuando, tras la devaluación, se dispararon los valores de los 0Km, los artículos electrónicos y hasta de los materiales de la construcción.
Los precios de los autos, de hecho, pese a la presión oficial, hoy en día se encuentran un 25% por encima -en promedio- de los niveles de comienzos de año.
El problema es que, según Sica, de ahora en más se abre un período en el que "habrá una mayor presión sobre el tipo de cambio", debido a que la posible instrumentación por parte del Gobierno de una política fiscal que incentive la actividad, implicará "más emisión y mayor presión inflacionaria".
Para Econviews, en un escenario más complejo, en el cual se dilate la actual falta de entendimiento con los holdouts y siga restringido el acceso al crédito externo, "el tipo de cambio oficial debería ubicarse más cerca de los $10 hacia fin de año".
Esto derivará en un encarecimiento de aquellos bienes con alto contenido de insumos delexterior, que los alejará del bolsillo de los argentinos. Al respecto, Sica destacó que "los sectores industriales de bienes durables, como los automotores, motos y productos electrónicos, serán los más afectados si la Argentina sigue en default". En estos rubros, advirtió, "vamos a ver una demanda que seguirá buscando su piso". Acto seguido, estimó además que la caída de la actividad va a generar un "castigo sobre el empleo". "Muchas empresas que atraviesan procesos de suspensión van a tener que transformar esas suspensiones en despidos", advirtió el analista.
Fuente: iProfesional
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