políticas monetarias activas
viernes, 15 de agosto de 2014
Es por la retracción del crédito
Todas las miradas se posaron esta semana en la decisión del Central de bajar 100 puntos básicos la tasa de interés en su última licitación de Lebac, pasando del 26,7% al 25,7% anual en pesos para los plazos más cortos. Se criticó la medida por considerarla una mala señal en momentos de alta incertidumbre ocasionada por el default. El mercado no tardó en responder con subas hasta niveles récord del "blue", que volvió a superar, como en enero, el nivel de los $ 13.
Pero si bien la decisión del BCRA luce desafortunada por una cuestión de oportunidad, también es cierto que el sistema financiero venía bajando las tasas en forma agresiva en los últimos tres meses. Así lo refleja la Badlar de bancos privados, es decir la tasa para depósitos mayoristas, que pasó del 26% en abril a sólo el 21% a principios de agosto. Y para el público, los rendimientos cayeron a menos del 20% anual para plazos fijos a 30 días.
De esta forma, el negocio más rentable y seguro para los bancos pasó a ser prestarle al BCRA, considerando el "spread" de casi 6 puntos porcentuales a favor de las entidades. Ante esta situación, la presión del ministro Axel Kicillof no se hizo esperar, apurando un reducción de tasas que les quitara parte de la ganancia que los bancos consiguen tomando dinero al 20% pero prestándolo a casi el 27%.
Existen dos motivos centrales que llevaron a los banqueros a bajar las tasas en esas magnitudes en forma gradual a lo largo de los últimos meses, que son los siguientes:
•Bajó fuertemente la demanda de crédito. De esta forma, las entidades se encontraron con pesos excedentes sin posibilidad de colocarlos en el mercado, más allá de la compra de títulos emitidos por el BCRA. Por lo tanto, ante esta suba de la liquidez bancaria la baja de tasas resulta casi inevitable. No tiene sentido pagar tasas más altas para captar recursos que luego no tienen aplicación.
•El segundo motivo que profundizó la tendencia fue la decisión del BCRA de establecer tasas máximas para los créditos al consumo, prendarios e incluyendo también en forma indirecta a las tarjetas de crédito. Ante este escenario, era casi cantado que se venía una disminución de la tasa de plazo fijo para mantener el "spread" entre la tasa activa y la pasiva.
Por lo tanto, la medida del Central no hizo más que responder a una disminución de tasas que ya había sucedido en el mercado, pero por motivos no deseados, especialmente la fuerte desaceleración del crédito, que en los últimos dos meses prácticamente dejó de crecer. Y dado que la brecha entre la tasa Badlar (plazo fijo) y Lebac sigue siendo significativa, no sería extraño que Kicillof siga presionando para reducciones adicionales.
Claro que semejante disminución de tasas cuando la inflación sigue arriba del 35% no resulta gratuita, ni mucho menos. Se trata, en primer lugar, de uno de los rendimientos negativos en términos reales más grandes del mundo, ya que se aproxima a los 15 puntos. Esto significa que el ahorrista pierde al depositar en pesos en relación con la inflación. Esto ha generado una fuerte desaceleración en el nivel de crecimiento de los depósitos del sector privado. Mientras que en enero la suba interanual llegaba al 42,6%, ahora bajó a sólo el 26,9%, es decir que también hay una caída en términos reales cuando se ajustan estas colocaciones por la inflación.
El peligro es que se acentúe esta declinación en los depósitos, o mejor dicho en la tasa de aumento de los mismos, que ya viene en franca reducción. Por lo pronto, la tasa Badlar está muy lejos de equiparar la tasa de devaluación esperada, que surge de los contratos de dólar a futuro. Por lo tanto, en la medida que el mercado perciba que el dólar va a evolucionar a un ritmo mayor que las tasas, continuaría este círculo vicioso.
El crédito tampoco evoluciona favorablemente. En un primer momento fueron las fuertes subas de la tasa de interés, pero ahora pesa mucho el miedo al desempleo, que lleva a la gente a no endeudarse, y la caída en los niveles de consumo y de inversión, por lo que ahora se requiere menos financiamiento bancario. El crédito al sector privado venía creciendo a una tasa de 42% anual, pero ahora cayó a sólo el 24,9% en términos interanuales, es decir, a un ritmo mayor incluso que los depósitos del sector privado.
Fuente: Ambito
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