políticas monetarias
miércoles, 01 de julio de 2015
Así se lo llama a la operatoria que consiste en comprar dólar ahorro en ventanillas oficiales para su posterior reventa a precio blue. Este flujo de billetes verdes incrementa la oferta y, en consecuencia, contribuye a que la cotización del informal no se dispare.
La política y la economía argentina están llenas de paradojas.
Quién diría que, tras haber dedicado buena parte del "relato" a dar una batalla cultural contra la dolarización, ahora sea precisamente el billete verde el que se presente como el mejor aliado para que el kirchnerismo pueda mantener su tan ansiada paz cambiaria.
Así son las cosas. Lo mejor que puede pasarle al Gobierno es que en los próximos días, haya un aumento sensible en la compra de "dólar ahorro" que se vende en ventanillas oficiales.
Es que, como observaba el año pasado el recordado Tomás Bulat, el régimen cambiario de Axel Kicillof generó una dinámica particular.
En efecto, la brecha entre el precio oficial y el blue da una gran oportunidad de ganancias a quienes pueden comprar barato (a precio oficial) y revender caro (a valor blue).
Es lo que en la city suele llamarse "puré": una simple operación de arbitraje que ocurre cada vez que en el mercado hay dos cotizaciones distintas para un mismo bien.
Con la particularidad de que, en este caso, el dinero no es movido por grandes inversores sino por una especie de "especulación hormiga".
Bulat hasta había observado un cambio en el perfil de quienes hacían esta maniobra.
A medida que la brecha cambiaria aumentaba ya no eran solamente los típicos ahorristas que la practicaban sino que se iba sumando el público de ingresos medios que simplemente quería aumentar sus ingresos haciéndose de una buena ganancia en pesos.
"Son muchas las personas que llegan mejor a fin de mes gracias a la compra y posterior reventa del dólar ahorro", describía el recordado economista.
Este rendimiento quedó en un momento levemente atenuado cuando la dupla Kicillof-Vanoli pudo reducir la brecha entre el valor oficial y el blue, ya que la operatoria pierde atractivo.
Si alguien debe adquirir billetes verdes al cambio fijado por el Banco Central -más el recargo del 20%- para luego tomarse la molestia y el riesgo de revenderlos en una cueva, una ganancia baja le resta atractivo a la triangulación.
En cambio, si la brecha supera el 50%, como se insinuó en las últimas semanas, ya el "puré" vuelve a tomar otro color.
Lo paradójico es que, al principio, el Gobierno festejaba cuando se achicaba el volumen de dólares comprados en las ventanillas oficiales, toda vez que se reducía la brecha.
En el afán por cuidar las reservas, los funcionarios no advirtieron que había un "lado B" que resulta justamente funcional a sus intereses: cuando los ahorristas revenden en el mercado paralelo, esa mayor oferta contribuye precisamente a mantener planchado al blue.
Lo cierto es que el Gobierno, en estos últimos días, ha dado señales en el sentido de que si tiene que elegir entre:
- Estabilizar reservas
- Anestesiar al paralelo
Esta última opción se presenta como la más rendidora y hasta prioritaria en un contexto de campaña electoral.
A fin de cuentas, los argentinos están más pendientes (y se inquietan más) cuando el precio del blue se dispara que si baja la cantidad de divisas que tiene el Banco Central en sus arcas.
Por lo pronto, en estos momentos, tener a los ahorristas alejados e indiferentes a la compra de billetes verdes por canales oficiales ya no resulta funcional.
En cambio, sería mucho mejor que hubiese (principalmente en la primera semana de julio) una robusta adquisición de dólar ahorro.
Es que, el "puré" no hace otra cosa que quitarle presión al blue y permite enviar el mensaje político de que una nueva conspiración pudo ser desbaratada.
En principio, no parece algo tan difícil de lograr: ya se daba por sentado que, por el efecto de las paritarias más el aguinaldo, buena parte de esos "pesos de más" en los bolsillos de los asalariados pudieran ir al billete verde.
Ahora que la brecha volvió a agrandarse, todo indica que los incentivos están alineados: los especuladores hacen su negocio y el Gobierno recupera la calma en el indicador más sensible de hoy en día.
Ahorristas, "socios" de la administración K El nerviosismo en el mercado cambiario -luego de cuatro meses de tregua- se materializó en la forma de una escapada del blue (que llegó a tocar los $13,70) y a una ampliación de la brecha (que sobrepasó el 50%).
¿Qué tan altas son las probabilidades de que el Gobierno encuentre en los ahorristas un "socio" para ayudar a bajar el blue?
A juzgar por los antecedentes, bastante altas, porque cada vez que la brecha dio un salto, la demanda de billetes a precio oficial aumentó y esto a su vez contribuyó a la paz financiera.
-El mayor incremento en la venta de dólar ahorro se produjo en el período enero-octubre 2014. En aquel entonces, cuando la brecha cambiaria llegó a ser de casi el 90%, el volumen de operaciones se cuadruplicó (de u$s95 millones a unos u$s450 millones).
-A partir de noviembre -ya con Vanoli en el BCRA- el Gobierno tomó medidas para alejar las expectativas de una devaluación (atacó al conta con liqui, referente del blue, redujo la emisión y sumó reservas). Así esa brecha se achicó al 50% y, en consecuencia, también cayó la venta de divisas por ventanillas oficiales.
-Para los primeros meses de 2015, la demanda de dólar ahorro se mantuvo estable porque no hubo grandes alteraciones en la distancia entre el oficial y blue. Incluso había comenzando a descender hasta un mínimo del 40%.
-Esta paz cambiaria se mantuvo firme hasta principios de junio, cuando se produjeron dos hechos clave: la irrupción de nuevas inspecciones (que redujo la oferta blue) y el anuncio de la fórmula Scioli- Zannini (interpretada por el mercado como la posible continuidad del actual modelo).
¿Qué ocurrió entonces? Lo previsible: el paralelo se disparó, en consecuencia aumentó la brecha y -junto a ella- las ventas de dólar ahorro a un nivel que en junio tienen altas chances de ser récord histórico.
Francisco Gismondi, analista de la consultora Empiria, destaca la coincidencia de la escapada del blue con el momento en el que se oficializara la designación de Carlos Zannini en la fórmula oficialista.
"Los movimientos políticos generan más nervios. Y la gente se dolariza para esperar y protegerse", afirma.
"Puré" menos atractivo Más allá del incentivo que ofrezca la brecha para hacer el "puré", hay otros motivos para pensar en un repunte.
Es que en el séptimo mes del año habrá una mayor cantidad de pesos en manos del público a raíz de:
-Los "sueldos nuevos" por paritarias. -El medio aguinaldo. -Los vencimientos de plazos fijos.
En cuanto a esto último, a mediados de julio vencen el 60% de las colocaciones.
Esto puede generar un "efecto aceleración" en la corriente dolarizadora, si es que una parte de los ahorristas opta por no renovarlas para ir en busca de billetes verdes.
Esta decisión que tomarán los particulares será clave.
Cuando el blue estaba planchado, los plazos fijos se presentaban como una de las alternativas de inversión más redituables, al brindar una ganancia del 25% anual.
En las últimas semanas esto cambió. Es que con el actual movimiento ascendente del billete paralelo, el mayor atractivo de rentabilidad se mudó al circuito ilegal.
Por lo pronto, en junio, un plazo fijo brindó un 2% de ganancia, mientras que el blue ha ofrecido más del doble: 5% en el mes.
"Pueden acelerarse las compras porque los salarios crecieron. También por la brecha más elevada entre el informal y el dólar ahorro, genera un mayor incentivo para hacerse de una diferencia", opina Andrés Méndez, director de AMF Economía.
El riesgo del factor electoral No hay que olvidar que, cuando el país está en plena campaña electoral, los análisis del mercado financiero no pueden limitarse únicamente a la dinámica de oferta y la demanda.
En momentos como el actual, juegan también un rol protagónico las expectativas sobre lo que puede ocurrir el día después del cambio de Gobierno.
Por lo pronto, varios analistas siembran sus dudas sobre si ahora será suficiente con un "puré masivo" como para domar al blue.
Según Jorge Todesca, director de la consultora Finsoport, "a medida que se acerquen las urnas, veremos cambios de carteras que reflejarán las expectativas de una devaluación futura".
Los próximos días serán clave para ver cuál fuerza se impone: un blue calmo ante una mayor oferta de billetes, o la tradicional dinámica dolarizadora por la que más pesos en los bolsillos eleven su cotización.
En el Gobierno, ya están cruzando los dedos.
Fuente: iProfesional
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