dólar para la producción
lunes, 09 de noviembre de 2015
Desde Tierra del Fuego llega casi el 100% de celulares y televisores que se comercializan en el mercado doméstico. Por la escasez de divisas, el Gobierno no está respetando el acuerdo y entrega la mitad de los billetes verdes comprometidos. Advierten por los efectos de una posible devaluación.
Corría fines de junio cuando el Gobierno salió a anunciar, con bombos y platillos, que toda la industria iba a contar con más dólares para importar insumos y materias primas para así incrementar los niveles de producción.
La información oficial destacaba que “la decisión fue adoptada por el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, y el ministro de Economía, Axel Kicillof, quienes tomaban en cuenta la estabilidad que se verifica en el mercado cambiario y el fortalecimiento del nivel de reservas para resolver la ampliación del monto disponible para los sectores importadores”.
Sin embargo, apenas cuatro meses después, el cuadro de situación que deben enfrentar las empresas que necesitan abastecerse de insumos y componentes del exterior no podría ser más diferente del escenario que planteaba el Gobierno.
En primer lugar, porque la relación entre la oferta y la demanda de divisas pasó a ser adversa para el BCRA: el precio de la soja se desplomó, los ingresos por exportaciones de granos cayeron a niveles marginales, Brasil mes a mes fue adquiriendo menos productos argentinos y, para peor, más particulares presionaron sobre las débiles reservas, ya sea comprando dólares para atesoramiento como realizando gastos con tarjetas de crédito en el exterior.
Así, la necesidad de salir a vender dólares llevó a que las reservas en poder del Central cayeran hasta tocar su nivel más bajo de los últimos nueve años.
Claro que en términos brutos. Si se elimina todo el “maquillaje” al que viene apelando la entidad que conduce Vanoli y se toma el valor neto, entonces la situación, según el análisis de la consultora Ledesma, es crítico, dado que las tenencias se estarían ubicando por debajo de los u$s2.000 millones.
Frente a este escenario de acuciante escasez, el BCRA avanzó con distintas medidas. Y una de las más controvertidas fue la de reducir a la mitad los cupos mensuales de dólares acordados con diversas ramas industriales.
Entre las más afectadas figuran las empresas de electrónica que operan en Tierra del Fuego bajo un sistema de promoción que permite que desde allí provengan el 97% de los celulares y el 96% de los televisores que se comercializan en el país.
Así como en 2009 la administración kirchnerista celebró el resurgimiento de ese polo tecnológico, hoy está dejando en evidencia que no tiene los dólares suficientes para cubrirle las necesidades de divisas.
Fuentes de AFARTE, entidad que nuclea las empresas fueguinas, reconocieron bajo estricto off the record a este medio que el cupo mensual acordado, que era de u$s300 millones (a repartir entre todas las compañías del sector), actualmente no se está respetando. Y, lo que es peor, no tienen certidumbre sobre los plazos en los que podría restablecerse.
“Hoy, el promedio que nos están habilitando es de u$s150 millones. Esta cifra es el 50% de lo que deberían estar dándonos, en base al acuerdo al que arribamos”, advirtieron.
Así las cosas, el Gobierno no sólo está incumpliendo el pacto con el polo tecnológico de Tierra del Fuego, sino que además le niega las divisas que sí está entregando, en paralelo, a los ahorristas.
De hecho, esos u$s150 millones que recibieron todas las fábricas de electrónica del sur del país para importar insumos y poder abastecer al mercado interno son equiparables a las ventas de billetes verdes para atesoramiento registradas sólo el primer día hábil de noviembre, que marcaron un récord desde que se flexibilizara el cepo.
En este contexto, Miguel Ponce, director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior, fue categórico al afirmar que “el relato de reindustrialización se está cayendo a pedazos. Ya no quedan dólares para que la industria argentina funcione con normalidad mientras que, en paralelo, los ahorristas pueden atesorar divisas sin inconvenientes”.
Menos producción Según las últimas estadísticas del Ministerio de Producción fueguino, el ritmo de fabricación de televisores y celulares arroja números negativos respecto de 2014.
En el caso de los LED, de las líneas de montaje salieron 1,6 millones de unidades, el nivel más bajo de los últimos años para ese período.
En lo que respecta a los teléfonos, durante los ocho primeros meses se produjeron 6,3 millones de equipos, unos 2 millones menos que en igual lapso de 2014.
“Si de un día para el otro habilitan la mitad de los dólares que se había acordado, esto puede tener dos impactos negativos entre las empresas: o deben reducir el ritmo de producción o deben seguir recurriendo al crédito de sus proveedores del exterior, pero con el riesgo de incrementar aun más la deuda, al no tener divisas para girar", afirmó Enrique Carrier, experto en el mercado tecnológico.
El analista hizo referencia así al pasivo –por más de u$s1.000 millones- que las plantas fueguinas mantienen con los fabricantes de insumos, casi la totalidad de ellos ubicados en Asia.
Son los que proveen a la isla con todo tipo de partes y piezas: desde circuitos y carcasas hasta teclados, pasando por pantallas y controles remotos.
“En un momento del año se habían frenado embarques y se puso en riesgo la producción. Ahora, las empresas están logrando un poco más de paciencia por parte de los fabricantes del exterior, pero sólo por la expectativa de que pueda sobrevenir un cambio en los próximos meses”, aseguraron a este medio desde el sector.
Riesgo de default Tal como explicaron fuentes de la industria fueguina, en general, los créditos que brindan los proveedores de insumos para la fabricación de celulares o televisores LED, "tienen cobertura de seguro".
¿Cuál es el riesgo? Que entren en juego las aseguradoras. Es que, si finalmente deciden ejecutar las deudas impagas, entonces se caerán automáticamente todos los embarques y la industria se quedará sin componentes para sostener el ritmo de producción.
Además, si se declarase el default, a las empresas argentinas les llevaría mucho tiempo reconstruir las líneas de crédito, lo que podría derivar en un problema de abastecimiento.
Por el momento, tal como aseguraron desde el sector, lo único que sostiene la llegada de insumos a la Argentina es una variable tan delicada y difícil de controlar como la “paciencia” de los proveedores.
Sin embargo, el hecho de que no se declare una situación de default no libera a las empresas argentinas del problema de la deuda, que en algún momento deberán saldar.
El inconveniente está en que si se cumplen las previsiones que traza la mayoría de los economistas respecto de un salto del tipo de cambio tras el balotaje, entonces las empresas fueguinas se encontrarán con que ese pasivo pasará a ser mucho más abultado en términos de moneda local.
“Para estas compañías será determinante el resultado en la segunda vuelta, porque no será lo mismo enfrentar una deuda en dólares en medio de una estrategia de shock que si se aplica una política gradualista”, afirmó Carrier.
Por lo pronto, desde el equipo de Mauricio Macri dejaron en claro que no son partidarios del “paso a paso". La apuesta es levantar el cepo lo antes posible. Y eso, coinciden los economistas, requerirá de una corrección rápida del valor de la divisa estadounidense. Si bien desde el entorno del candidato por Cambiemos prefieren no hablar de cifras de manera explícita, trascendió que el dólar de "conta con liqui" es tomado como parámetro. Actualmente cotiza cerca de los $14.
Desde la vereda de enfrente, el economista Miguel Bein -principal asesor de Scioli-, ya dejó en claro su intención de llevar al billete verde cerca de los $11 en el mercado oficial en el cortísimo plazo, para luego ir avanzando con correcciones graduales.
Según Carrier, “lo que suceda tras el balotaje será decisivo para esta industria. No sólo por el futuro de la deuda en dólares, sino también porque una devaluación implicará un encarecimiento en pesos de todos los productos electrónicos que se venden en la Argentina”.
Esto, posiblemente se traduzca en una caída en el nivel de consumo de productos electrónicos, así como de otros bienes dolarizados.
¿Habrá dólares? El otro problema es si en 2016 el polo de Tierra del Fuego contará con los u$s3.600 millones que necesita para operar con relativa normalidad.
Bajo la óptica del economista Ramiro Castiñeira, con las reservas en una situación de gran debilidad, “conseguir financiamiento para evitar un brusco ajuste del consumo, estará en el tope de cualquier agenda del próximo Gobierno”.
“La agenda del gradualismo pone sus fichas en un generoso blanqueo de capitales, que permita financiar el consumo mientras se negocia con los holdouts. Por su parte, la agenda shock prioriza negociar en tiempo récord, para asegurarse rápidamente el acceso a los mercados y luego potenciar el ingreso de dólares con un blanqueo”, resumió el experto.
“El riesgo es que los tiempos de negociación sean mayores a lo que la economía necesita”, advirtió Castiñeira, quien igualmente consideró que independientemente de si el 22 de noviembre triunfa el gradualismo o el shock, “ambas recetas tienen el mismo objetivo, porque son recesivas. Mucho o poco, dependerá de la magnitud que se elija, pero son recesivas”.
Así, un posible escenario en el corto plazo con ajuste fiscal, monetario y cambiario incluido, no le dará mucho margen a la electrónica con sello argentino para soñar con un gran despegue en el ritmo de producción y ventas.
Fuente: iProfesional
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