Dólar
martes, 29 de diciembre de 2015
Tras la concreción de la "devaluación más esperada de la historia", el flamante gobierno buscó remediar los graves problemas de competitividad y hacer del país una plaza más atractiva para los inversores del exterior. Pero, ¿cuán ventajoso es el valor del billete verde actual puesto en perspectiva?
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Con el inicio de un nuevo Gobierno y producto del deterioro externo del último año, el manejo del frente cambiario es clave para determinar el desempeño de la actividad.
Según consigna la consultora Ecolatina, "entendiendo que la escasez de divisas y la falta de acceso a dólares financieros y comerciales hicieron cada vez más operativa la restricción externa, la administración de Mauricio Macri llevó a cabo una devaluación".
Si bien esta corrección intenta resolver los problemas en el frente cambiario, también "pretende recuperar parte del atraso incurrido en los últimos años que ha deteriorado la competitividad de los sectores transables", es decir, de aquellos responsables de generar divisas para la economía.
Sin embargo, no todas las experiencias devaluatorias tuvieron un efecto dinamizador relevante sobre los sectores exportadores.
De hecho, a inicios de 2014, cuando el entonces ministro Axel Kicillof le soltó la mano al dólar y lo dejó correr cerca de un 20%, desde el Gobierno kirchnerista afirmaban que el nuevo piso del billete verde iba a permitir un salto de las ventas al mundo.
La ahora ex ministra de Industria, Débora Giorgi, llegó a afirmar que a partir de ese momento, el "Made in Argentina" pasaba a contar con un "nivel de tipo de cambio excelentísimo".
Sin embargo, esto nunca se terminó plasmando en los hechos: a lo largo de todos los meses de 2014, las exportaciones sufrieron tasas de variación negativas y las ventas al mundo de productos industriales culminaron con una caída interanual del 15 por ciento.
Ahora, con un billete verde a $13,3 -cerca de un 35% más elevado que hace apenas unas semanas- el debate sobre su impacto en la economía, vuelve al centro de la escena.
Desde Ecolatina destacan que la mayor competitividad debería dinamizar las exportaciones. "La mejora en la rentabilidad con motivo de la devaluación y la quita de retenciones se traduciría en un incremento en las ventas de ciertos bienes exportables", señala el informe.
Ahora bien, en términos históricos, el dólar a $13,31, ¿está caro o barato?
El primer indicio concluyente es que, en términos reales, el actual valor del billete verde es el más alto desde el primer trienio del Gobierno de Cristina Kirchner. En promedio, durante 2007 y 2009, el tipo de cambio real (TCR) se situó en lo que hoy serían $13,70.
Desde ese momento, el TCR no paró de apreciarse hasta llegar, justo antes de la última devaluación, a los $9,80.
Las mediciones forman parte de un informe elaborado por el economista Nicolás Dujovne.El documento compara el tipo de cambio real bilateral, entre la Argentina y los Estados Unidos, durante las últimas décadas: desde los años setenta hasta la actualidad.
Lo recomendable es no sacar conclusiones apresuradas: la historia de la Argentina revela que no siempre un TCR elevado y competitivo, se correlacionó con un ciclo positivo de la economía.
La década del ochenta, por caso, mostró un tipo de cambio real promedio de $20,90. Pero ello no implicó crecimiento. De hecho, fue uno de los momentos menos prósperos para el país.
La comparación histórica sirve, más que nada, para tener referencia respecto de los últimos años. En especial en relación con aquellos períodos donde la actividad crecía a tasas chinas, o bien con aquellos con los cuales la economía se detuvo, entre otras cosas, por culpa de la inflación y el atraso cambiario.
¿Cómo estamos?
El documento alimenta el debate de las últimas jornadas: ¿a cuánto debería ir la cotización del dólar para asegurar la competitividad de la economía?
Está claro que el valor de la divisa estadounidense no es la única variable que hay que tener en cuenta, dado que en el medio juegan otros factores, como la presión impositiva sobre los distintos sectores exportadores y las tasas de interés.
Después de que el Gobierno liberase el cepo y el dólar subiera de $9,80 a $14 (luego de tocar $15 en las primeras operaciones) se abrió la polémica sobre el tipo de cambio de equilibrio.
Parece clara que la intención del flamante equipo económico es mantener una cotización lo más estable posible, y por debajo de los $14, al menos hasta fin de año, con la pretensión de “pasar las fiestas en paz”.
Más allá de las expectativas de corto alcance, lo más relevante pasa por tratar de comparar el momento actual con la historia.
En relación al promedio de la convertibilidad, por ejemplo, el actual tipo de cambio luce mejor. Entre 1991 y el año 2000, la cotización del dólar -en términos reales- equivalía a $12,40 a valores de hoy.
El peor momento fue el 2001, cuando el TCR pasó a ser de $9,30. Los manuales indican cómo terminó esa feroz falta de competitividad: con una devaluación abrupta de diciembre de aquel año.
Para muchos economistas, incluso de distintas formaciones académicas, el mejor período para analizar es el de la presidencia de Néstor Kirchner.
Hubo en ese momento varias coincidencias: un tipo de cambio competitivo, resultante de la explosión de la Convertibilidad, pero también superávit gemelos (fiscal y comercial) y un crecimiento económico notable, apoyada en una gran capacidad ociosa. Todo esto ayudó a que el país se expandiera con una baja inflación, de apenas 8% anual promedio durante los años 2003 y 2007.
Durante ese lapso, el TCR bilateral estuvo en un valor equivalente a los $18,70 actuales. Nada menos que un 40% más elevado que el nivel vigente al día de hoy.
¿Será necesario impulsar al billete verde a esos niveles para recuperar el crecimiento de la economía? El reconocido economista turco Nouriel Roubini es uno de los que piensan que sí.
En su último reporte a sus clientes escribió que si bien le causó una grata sorpresa la mejora en el mercado cambiario tras la devaluación, no habría que acostumbrarse: Roubini cree que el dólar trepará a los $15 en el corto plazo.
La paridad actual se parece mucho a la establecida, en promedio, durante los primeros dos años del mandato de Cristina. Durante 2008-2009, el TCR estuvo en el equivalente actual de $13,70.
La aparición con fuerza de la inflación, aun cuando se trataron de años económicamente chatos, horadó el tipo de cambio real.
Hacia 2010, el TCR ya estaba en un nivel equivalente a $12,40. El problema del atraso cambiario se profundizaba.
Esa foto traumática se instaló en 2011, el año de las elecciones del 54% para CFK y el año del cepo: el TCR ya había caído hasta los $11,20.
Al año siguiente, con cepo y con una inflación anual del 24%, el tipo de cambio real se instaló en $10,30 en promedio. Luego, hacia el 2013, tocó los $10 -siempre en términos reales y a valores de hoy-.
La fuga de capitales por la desconfianza en el rumbo de la economía profundizó la crisis. Las reservas del Banco Central caían día a día y comenzó a gestarse un nuevo salto del dólar.
En enero de 2014, la suba del dólar (nominal) fue del 23%. Pero la inmediata repercusión de ese alto en los demás precios de la economía fue demoledora: ese año, la inflación avanzó al 38%, de acuerdo con las mediciones de las consultoras privadas.
Esto llevó a que el tipo de cambio real, que había subido varios escalones a comienzos de ese año, perdiera casi todo el terreno ganado hacia octubre de ese año.
De hecho, el TCR -que en 2013 había sido de tan sólo $10-, pese a la fuerte devaluación que convalidó Kicillof, terminó siendo de apenas $10,90. La conclusión fue que el Gobierno se ganó más problemas que beneficios, porque fogoneó la inflación y la mejora de competitividad fue escasa y no terminó ayudando a dinamizar la economía.
Importante: controlar la inflación
Mientras que desde el exterior llegan reportes acerca de que el tipo de cambio actual no ayudará a darle un gran impulso a la economía, analistas locales advierten que el equilibrio de corto plazo, tan elogiable desde el punto de vista técnico, no es sostenible en el largo plazo.
¿Por qué? Desde la Consultora Ledesma advierten que las altas tasas para que empresas y particulares se pasen a pesos, cuando se sostienen en el tiempo, terminan afectando negativamente a la inversión y el consumo durable.
"Esto genera un tipo de cambio que cierra desde lo financiero, pero no lo hace necesariamente desde el punto de vista de la economía real. Y la única capaz de generar dólares en forma sustentable es la economía real, ya sea generando saldos exportables o atrayendo inversión extranjera directa", indica un reporte de la consultora.
"El hecho de que tengamos que pagar un suculento premio a los agentes económicos para que estén en pesos y no en dólares, manteniendo todo lo demás igual, es un clara señal que las variables cierran en el corto plazo. Pero no en el largo", explica el economista Gabriel Caamaño Gómez.
Según el experto, si el dólar queda en los valores actuales y la tasa de inflación de 2016 pasa a 20%, desde el 28% de 2015, la situación del TCR bilateral entre el peso y el dólar a fines del año próximo será muy similar a la del segundo semestre de 2015.
Es decir que retrocedería a los mismos niveles cuando el mercado comenzó a palpitar la devaluación más esperada de la historia argentina.
Según Caamaño Gómez, estas variables "no le dan mucho espacio a una reducción gradual de la tasa de inflación" al Gobierno de Macri.
Fuente: iProfesional
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