Mercado Regional

La crisis en Brasil se profundiza: anticipan el impacto en la Argentina de un real en sus mínimos históricos

jueves, 04 de febrero de 2016

La moneda del país vecino viene de tocar su menor nivel en 22 años frente al billete verde. Con una inflación local que más que duplica los niveles en tierras de Rousseff, la competitividad cambiaria hoy equivale a la de fines de los ´90, pese a la devaluación. La industria automotriz, amenazada.

La devaluación y la quita de retenciones que propició el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, fueron medidas recibidas con gran entusiasmo por parte de los sectores exportadores. Es que el pequeño “colchón cambiario” que había logrado recomponer parcialmente el kirchnerismo, tras el salto del dólar de enero de 2014, hacia octubre de ese mismo año había desaparecido por completo, por efecto de la inflación.

Desde ese entonces, todos habían sido reclamos por parte del “Made in Argentina”. Así, el desarme del cepo, un dólar levemente por encima de los $14 y la quita de derechos de exportación hacían presagiar que la industria nacional iba a recibir un verdadero “shock de competitividad" cambiaria. Sin embargo, no fue lo que terminó ocurriendo. Especialmente si se considera la relación comercial con Brasil, el principal socio de la Argentina.

Básicamente, dos factores son los que están "boicoteando" el plan del macrismo para propiciar un salto de las exportaciones y así apuntalar la balanza comercial, que provee dólares frescos:

• Por un lado, la propia crisis de la economía brasileña, que está mostrando un impacto más profundo del previsto inicialmente.

• En segundo término, la alta volatilidad del real, que días atrás llegó a tocar su valor más bajo frente al billete verde en los 22 años que lleva desde su lanzamiento y ahora se mueve cerca de las 4 unidades por dólar.

¿No alcanzó con la devaluación del 40%?

A mediados de diciembre, la relación cambiaria entre el peso argentino y el real brasileño, en términos efectivos –es decir, descontando inflación- había tocado el valor mínimo desde principios de enero de 2002, en momentos en que el régimen de convertibilidad se había vuelto insostenible y el entonces presidente Eduardo Duhalde, avanzó con la megadevaluación.


En otras palabras, las empresas locales en el fin de la era kirchnerista debían competir por un espacio en el mercado brasileño con un tipo de cambio similar al que imperaba en el peor momento de una de las mayores crisis que toleró la economía argentina. La conclusión que trazan ahora los analistas es que el punto de partida era tan bajo que ni siquiera la devaluación que propició el macrismo alcanzó para dotar al “Made in Argentina” de una competitividad sólida frente a Brasil.

“El tipo de cambio entre el peso y el real brasileño, en términos reales, mejoró bastante respecto de fines de 2015. Pero así y todo, sigue casi 4% por debajo del nivel de fines de los ´90 e, incluso, se ubica muy lejos del promedio registrado entre 2002 y 2015”, afirmó el analista Gabriel Caamaño Gómez, de la consultora Ledesma.

“¿Qué implica esto? Que el escenario actual es un poco mejor del que había hasta el año pasado. Pero sigue sin resultar del todo cómodo para la industria argentina", recalcó el experto. Tal como se puede ver en el siguiente gráfico, la relación con la moneda del principal socio comercial arrojaba un valor de casi $2,70 por cada real (descontando inflación) a comienzos de 2010.

A partir de allí, la economía local no paró de perder competividad cambiaria. A punto tal que el salto del dólar propiciado por el macrismo apenas permitió mejorar la ecuación, llevándola a cerca de $1,30 por cada unidad brasileña.

La mejora cambiaria, que lejos de solucionar los problemas, todavía resulta incómoda para la industria, es una de las causas por las cuales no se espera que exploten las exportaciones de un sector estratégico, como el automotriz. "El salto del dólar con el que avanzó el macrismo y la quita de retenciones del 5%, que no fue un tema menor, le permitió a las terminales recuperar sólo una parte de todo el colchón perdido en los últimos años", señaló Gonzalo Dalmasso, analista de Abeceb.

Para el economista, “con un real que está por encima de las 4 unidades por dólar, el tipo de cambio en la Argentina hoy tendría que estar cerca de los $18 para tener un impacto significativo, algo que es difícil de concebir hoy en día. Mientras tanto, Brasil va a seguir metiéndole una fuerte presión a nuestra competitividad”.

La razón por la cual una devaluación del 40% quedó a medio camino para la industria local es que el país vecino permitió, durante los últimos doce meses, una depreciación de su moneda respecto del dólar mucho más profunda. De hecho, el real brasileño tocó la semana pasada su menor valor desde que fue puesta en circulación, hace 22 años.

Si bien en los días subsiguientes el real se apreció frente al billete verde, la realidad es que la alta tasa de inflación que padece la economía argentina -que acumula casi 5 puntos desde la devaluación- no hace más que jugar a favor de Brasil. “No podemos hablar de un boom de competitividad. Nuestros productos no pasaron a ser súper baratos porque la relación entre las monedas se ubica en niveles similares a los de fines de los ´90”, completó Caamaño Gómez.

La crisis, el otro lastre

Al problema cambiario, Brasil le suma otro componente clave al frente de tormenta que golpea a las industria argentina: la grave crisis político-económica que golpea en tierras de Dilma Rousseff. La ansiada recuperación no sólo no llega sino que los pronósticos para 2016 son aun más sombríos. “Brasil aporta su grano de arena a un contexto externo para Argentina lejano a aquel huracán de cola que la benefició en el pasado. El país carioca se encuentra sumido en una crisis política de extrema magnitud, que arrastra a la economía”, advirtió Dante Sica, director de Abeceb.

Según su análisis, al escándalo de corrupción en Petrobras se sumaron la falta de apoyo legislativo al gobierno y el proceso de impeachment iniciado contra la presidente Dilma Rousseff. La desconfianza de inversores, empresas y consumidores llevaron a que el país vecino cierre 2015 con su peor desempeño en 25 años, con un PBI que cayó 3,5% y un pronóstico que no permite prever una mejora para este 2016. "El mercado espera una contracción de la economía brasileña del 2,8% para este año, con posibilidad que la actual recesión devenga en depresión económica”, alertó Sica.

Desde la consultora Finsoport, dirigida hasta hace pocas semanas por Jorge Todesca, actual director del INDEC, advirtieron que Brasil plantea en este 2016 un “muy mal clima para el comercio exterior argentino”. “La contracción de la demanda en ese país augura un nuevo declive de las disminuidas exportaciones argentinas a ese mercado durante este año. Es una muy mala noticia para nuestra economía”, señaló el economista Gonzalo Bernat.

La otra consecuencia es que "existirán mayores saldos exportables de productos brasileños, que serán más competitivos, lo que incentivaría las importaciones de esos bienes, máxime a partir de las recientes derogaciones de las restricciones a las compras externas en nuestro país”.

Otro mazazo a los autos argentinos

Prácticamente en Brasil no quedan variables que hoy arrojen cifras positivas o que permitan vislumbrar un cambio de tendencia.
Uno de los datos más preocupantes está vinculado con la tasa de desempleo, que viene de incrementarse más de tres puntos en 2015, "barriendo" gran parte de los logros del “milagro económico” que propició Lula.

Los problemas en el mercado laboral, sumado a las políticas fiscales y monetarias contractivas, provocaron un estancamiento de las ventas de productos de consumo masivo -con los supermercados como uno de los sectores más golpeados- al tiempo que generó un desplome de las compras de bienes durables. “La crisis en Brasil es de tal envergadura que prácticamente se están viendo afectados todos los sectores exportadores argentinos. Hay fuertes caídas, por ejemplo, en los envíos de productos de belleza y de limpieza, en alimentos y también en vehículos. Casi no queda rubro que hoy pueda zafar de esta coyuntura”, afirmó una fuente de la Unión Industrial (UIA), en diálogo con este medio.

En este contexto, 2016 significó un mal arranque para el "Made in Argentina". Según informó la consultora Abeceb, las exportaciones a ese mercado totalizaron u$s487 millones en enero último, lo que implicó un desplome de casi 40% frente al mismo período de 2015. No sólo eso: también significó el peor enero en materia de ventas hacia Brasil en once años.

El presente negro que atraviesa el mercado automotor en Brasil es el gran Talón de Aquiles para el sector productivo argentino.
Según la última proyección presentada por Anfavea, la asociación que nuclea a las terminales del país vecino, este año en tierras de Rousseff se esperan patentar apenas 2,3 millones de autos.No solo implica un millón y medio de unidades menos respecto del récord de 2012. También significaría el peor registro desde el año 2006.

Para peor, según Dalmasso, “la estimación de la cámara es un escenario techo, porque la economía se sigue desacelerando. Así que hay espacio para que los números pueden empeorar todavía más”. ¿Qué implica esto para la industria automotriz y autopartista argentina? “Claramente, es una amenaza que se traducirá en menos exportaciones y producción, dado que Brasil es nuestro principal mercado”, apuntó el analista.

Las terminales locales ya vienen de sentir un mazazo en 2015 por la caída de la demanda brasileña, que derivó en un desplome de los envíos del 37 por ciento.“Para este 2016 no prevemos un rebote ni una mejora. El escenario base es el de una caída del 7%, lo que equivaldría a unos 170.000 autos exportados”, afirmaron desde Abeceb.

Para poner esta cifra en perspectiva, en 2011, cuando los precios de las commodities volaban y los síntomas de la crisis verdeamarela no habían hecho eclosión, la Argentina había logrado colocar en ese país cerca de 411.000 unidades.

Es decir que en apenas cinco años a las terminales locales se les habrá pulverizado un negocio de 240.000 autos, equivalente a un año de ventas en el mercado doméstico (considerando que el 50% de los autos son nacionales). La esperanza, según Dalmasso, ahora está puesta en la apertura de nuevos destinos en América Latina, donde los autos argentinos hoy tienen una presencia marginal.

Inflación, la amenaza

Desde la Consultora Ledesma advierten que las expectativas de un real débil no hacen más que sumarle presión alcista al tipo de cambio en la Argentina. Para Caamaño Gómez, “la devaluación fue de una magnitud importante. Pero su efecto no fue tan determinante, considerando que se venía de una competitividad que estaba en sus mínimos históricos”.

El problema es la "película" que ya está rodando: estimando para 2016 una inflación del 10% en Brasil y una del 25% en Argentina, únicamente para sostener la competitividad cambiaria actual con el país vecino –que tampoco alcanzaría para reactivar las exportaciones-, el equipo de Prat Gay debería dejar deslizar el dólar un 15% más, hasta los casi $16 para fin de año. “Esto significa que no queda margen para que sigan avanzando los costos internos, porque cada punto que suban los precios implica una situación de mayor incomodidad para las industrias exportadoras”, completó el experto.

En definitiva, la relación con Brasil hoy se ha convertido en otra variable más que convalida la teoría de que el macrismo se quedó corto con la mejora cambiaria.  

Fuente: iProfesional