miércoles, 05 de junio de 2019
Al sistema bancario tradicional le surgió un nuevo competidor con las empresas de tecnología financiera que ya están revolucionando el negocio.
Las fintech o tecnologías financieras son empresas que, mediante el uso de la innovación tecnológica, buscan darles eficiencia a los servicios financieros e incluir segmentos de la población que por múltiples razones no están bancarizados. Según un estudio de Finnovista y el BID sobre la cantidad de fintech en América Latina realizado en 2017, la Argentina se encuentra en el cuarto lugar, después de Brasil, México y Colombia.
Las fintech tienen múltiples ventajas. Aprovechando información de los individuos, obtenida a través de procesos de data mining, pueden ofrecer servicios muy personalizados. Al ser concebidos desde la tecnología, los servicios financieros que brindan se caracterizan por procesos más simples, ágiles y amigables para el usuario, como realizar el pago de servicios, enviar o recibir dinero mediante código QR, cómodamente desde el celular. Precisamente por tener una estructura de costos mucho más baja (no hay sucursales, logística de dinero o cumplimiento de múltiples y crecientes regulaciones que afectan a la actividad financiera tradicional), pueden llegar a segmentos que para los bancos serían probablemente no rentables. Uno de los principales receptores de los servicios ofrecidos por las fintech son los jóvenes, quienes adoptan el uso de la tecnología con mayor facilidad.
¿Son las fintech una amenaza para los bancos tradicionales? ¿Pueden las fintech reemplazar a los bancos en su función de arbitrar entre ahorros e inversiones? La realidad es que los negocios están cambiando aceleradamente, incluyendo los servicios financieros, pero las fintech deben visualizarse como complementarias y no como sustitutivas del sistema financiero regulado. Es importante tener en cuenta que el negocio del banco es en general integral, atiende múltiples transacciones (créditos, inversiones, comercio exterior, etc.), variados segmentos (individuos, empresas, jubilados, jóvenes, etc.). Adicionalmente, por su rol de intermediación entre depósitos y créditos, los bancos están regulados y controlados por el Banco Central, que vela por la solvencia de los mismos. La tecnología ha ayudado mucho al mejoramiento e inmediatez de la información y la supervisión del cumplimiento normativo por parte del BCRA.
Por su lado, las fintech tienen en general alta especialización: transferencia de dinero, análisis de gastos, cálculo de ahorros necesarios para determinado fin, crowdfunding (fondeo directo de un proyecto entre múltiples aportantes), etc. Adicionalmente, muchos desarrollos están orientados a simplificar o agilizar procesos de los bancos, como la evaluación crediticia basada en pautas de comportamiento, en segmento de individuos no bancarizados, o la organización de clientes al interior de una sucursal, obteniendo datos acerca del perfil de los mismos.
Las fintech, hasta ahora, no están ni reguladas ni controladas por el BCRA. Este es un punto muy discutido, pero debe ser tenido en cuenta a la hora de operar. Lo que es muy importante es acompañar con educación específica esta posibilidad de inclusión financiera que brinda la tecnología. La educación es lo que ayuda a tomar decisiones con responsabilidad. Permite ser plenamente conscientes de los riesgos asociados a cada elección y comprender las ventajas y desventajas de cada cosa.
En una economía como la Argentina, en la que los niveles de inflación son tan elevados, el conocimiento financiero es indispensable. Y en este punto no estamos hablando solo de quienes tienen menor nivel de educación formal (secundaria incompleta), sino de una gran parte de la población que no solo desconoce cómo calcular el costo financiero total, sino que tampoco tiene claridad acerca de los problemas del alto endeudamiento, y la relación entre riesgo y retorno.
Por último, pero no menos importante, y como en todos los aspectos de la vida, es fundamental que el crecimiento en la oferta de servicios financieros tenga sólidos fundamentos éticos. Estos deben estar al servicio del hombre y orientados a mejorar su calidad de vida. El empujar a los individuos a endeudarse en demasía, el no explicar o explicar engañosamente los precios de los productos o servicios financieros, o el impulsar a quienes pudieron ahorrar algunos pesos a colocar su dinero en propuestas irresponsables son acciones éticamente tan cuestionables como el facilitar el acceso al crédito para alguien que acaba de salir de una mala noche en el casino. Aprovecharse de la ignorancia o la desesperación puede transformar un crédito en una pesadilla para el deudor.
Para las fintech hay mucho camino por explorar, especialmente en un mercado como el argentino con tan bajo nivel de bancarización. Para los bancos se trata de un permanente desafío a la digitalización y a la innovación. La complementariedad, el aprovechamiento de sinergias, la educación financiera y la dimensión ética son indispensables para lograr un impacto positivo en el bienestar de la población.
Las autoras pertenecen a la Facultad de Ciencias Económicas de la UCA
Por: Alicia Caballero y Agustina Morán
Fuente: La Nación
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